Coincidiendo con las informaciones que detallan que el expresidente de Nafarroa, Miguel Sanz, cobró al menos 600.000 euros en dietas de la Caja de Ahorros de Navarra, el PSN facilitó el aplazamiento de la comparecencia de este en el Parlamento para que diera explicaciones sobre sus responsabilidades en la extinción de la CAN a causa de un saqueo organizado y sin precedentes. Aunque el PSN haya anunciado una batería con otro tipo de iniciativas, su «favor» a Sanz no puede interpretarse como un simple decisión, inocua y aséptica. Y menos en el contexto de unas aguas internas en UPN que bajan muy revueltas augurando una tempestad que ahora ha arreciado con el cisma en el partido, a escasas tres semanas de su Congreso en el que Yolanda Barcina y su número dos, Alberto Catalán, pugnarán por el liderazgo.

Saqueo de la CAN, quiebra económica, nadería institucional, cisma en UPN, un Gobierno que se tambalea... son condiciones objetivas que el PSN no está dispuesto a aprovechar. Su interés pasa por no dejar caer al Gobierno de UPN, prefiere mantener a fuego lento su debilidad porque teme más unas elecciones anticipadas que la propia UPN. Y al margen de pactos puntuales con la oposición, tiene decidido no cerrar la puerta a una nueva entente UPN-PSN, como defienden abiertamente Sanz y Catalán.