Desde que Silvio Berlusconi irrumpió en la política hace 20 años, ningún principiante ha causado tanta conmoción como el cómico y actor genovés reconvertido a político Beppe Grillo de cara a las elecciones legislativas en Italia.

De gira por el país en una autocaravana, este antipolítico que amenaza a la clase política y que ha atraído a miles de personas a sus actos, canalizó el enojo y la frustración que los italianos sienten sobre el desenfrenado gasto y la corrupción de sus líderes políticos. Y ayer logró una escalada espectacular en las elecciones legislativas italianas al situar a su Movimiento 5 Estrellas (M5S) en el trío de cabeza de las formaciones políticas del país, surfeando sobre rechazo masivo a los partidos tradicionales.

Esas formaciones «nos atacan, muertas de miedo, porque estamos realizando algo excepcional», les gritaba durante la campaña a sus seguidores. Un miedo justificado porque el M5S, al que las encuestas preelectorales daban del 13% al 16% de los votos, superó finalmente el 20%, quedando en tercer lugar detrás del PD de Pier Luigi Bersani y el PDL de Silvio Berlusconi.

Este cómico italiano, este electrón libre de la política transalpina capitaliza así su buen resultado en las elecciones municipales de la pasada primavera y, sobre todo, el excelente resultado obtenido en octubre en Sicilia, gracias a una campaña intensa sobre el terreno en autocaravana. Una maratón a través de toda la península que bautizó simbólicamente «Tsunami Tour».

El M5S ha sido el principal beneficiario de una ola de escándalos de corrupción que ha sacudido a Italia, un país con 60 millones de habitantes, en los últimos días de la campaña. Lo más importante para los votantes indecisos y quienes estaban tentados de abstenerse era poder elegir candidatos «limpios», según una reciente encuesta, y los novatos políticos del M5S están considerados los más limpios.

Tan limpios que Grillo no es candidato debido a una condena por homicidio sin premeditación en un accidente de tráfico ocurrido en 1981, que lo hace inelegible bajo la prohibición del M5S de candidatos con antecedentes criminales. Dice que es el «garante» del grupo y su portavoz.

Rechaza los medios de comunicación tradicionales y prefiere expresarse a través de las redes sociales y de su blog, el más leído de Italia. Se niega a hablar con las principales cadenas italianas de televisión, exigiendo a sus electos la misma actitud.

Democracia directa

Ferviente partidario de la democracia directa, horizontal, que se controla y reglamenta por sí misma, Grillo está revolucionando la política italiana con una plataforma para reducir el número de parlamentarios y la exigencia a los bancos de que se responsabilicen de sus pérdidas.

El programa de este pequeño hombre barbudo y regordete, con ensortijadas greñas entrecanas, tiene fuertes resabios de populismo, según sus adversarios. Reivindica el establecimiento de un salario mínimo, la reducción del gasto militar, la salida de la zona euro, la reducción de los sueldos de los políticos y de la financiación de los partidos políticos y de la prensa, internet gratuito para todos, reducción de la semana laboral a veinte horas...

A pesar de sus excesos, e incluso de sus errores -«La mafia no estrangula, el Estado y los partidos políticos, sí», dijo un día-, sus juicios tajantes encuentran eco en los italianos, exasperados por la multiplicación de escándalos de financiación de partidos y del abuso de fondos públicos, tanto en la izquierda como en la derecha.

Grillo empezó su carrera en cabarets antes de ser conocido por el gran público a través de la RAI, la televisión pública italiana, en los años 70. Su éxito le hizo millonario, lo que hoy le permite financiar en gran parte su movimiento.

Su debut fuera del mundo del espectáculo data de 2007, con la organización de masivas manifestaciones contra la clase política bajo el lema «Día de Vete a la Mierda».

Ninguno de los actuales líderes políticos goza de una buena imagen a ojos de Grillo. Y menos que nadie el austero Mario Monti, un excomisario europeo al que apoda «Rigor Montis» (en alusión al rigor mortis, la rigidez cadavérica). Por no hablar de su predecesor Silvio Berlusconi, al que tacha de «cadáver» ambulante.

Ayer por la mañana, después de votar en Génova, predijo: «Esta historia va a cambiar un poco. ¡Y vamos a ver cómo!»