La escuadra navarra sumó su segunda victoria lejos de El Sadar gracias a una más que notable segunda parte con la que confirmó la buena dinámica en la que se encuentran inmersos los rojillos. Un golazo de Masoud propició que el equipo encadenase por primera vez en lo que va de temporada dos triunfos consecutivos y afronta el derbi de este sábado con la moral por las nubes, en decimocuarta posición, a cinco puntos del descenso.

Osasuna cortocircuitó como pudo en la primera mitad las mejores llegadas y con más calidad de los anfitriones. La defensa no estuvo fina y fue Andrés Fernández, una vez más, quien sostuvo al equipo y el electrónico a cero. Los de Mendilibar perdían su fluidez en cuanto pisaban el campo contrario y, aunque guardaron en la medida de lo posible las espaldas, en algunas ocasiones fueron sorprendidos por el Levante, tanto cuando los locales salieron rápido a la contra como en las jugadas a balón parado.

La imprecisión en el pase marcó la tónica navarra en los primeros compases y sus acercamientos más peligrosos al área rival se redujeron, a la vista de la poca combinación, a sendos disparos de Armenteros, primero, y De las Cuevas, después. Pero ambos fueron demasiado centrados, aunque la fuerza del chut del alicantino obligó a esforzarse a Keylor Navas.

Por contra, la escuadra granota metió mucho más miedo y solo el buen momento del guardameta rojillo impidió que estrenase su casillero. Ya para los siete minutos ya había protagonizado un paradón a Martins, pero diez minutos después se vio obligado a repetir similar meritoria intervención tras el fallo defensivo en cadena de Damià, Silva y Rubén.

Además, Osasuna no supo contrarrestar las jugadas de estrategia de los locales, botadas con mucha intención. De una de ellas, Ballesteros estrelló el balón en el poste entrando al segundo palo y en otra, David Navarro estuvo en un tris de rematar de cabeza con todo a su favor para introducir el esférico en las redes.

Giro positivo y golazo

Los rojillos -ayer de azul celeste, enfundados en su segunda equipación- dieron un vuelco a su imagen tras el paso por vestuarios. Pese a jugar con el viento en contra, la escuadra encarnada aprovechó el cansancio que fue mostrando el Levante por su partido europeo de entre semana hasta jugar prácticamente en su campo.

Mientras los de Juan Ignacio Martínez, a diferencia del primer tiempo, apenas generaron una sola ocasión de peligro, Osasuna fue adelantando líneas, dominando el medio campo y buscando con cada vez más ahínco la portería defendida por Keylor Navas. El premio no llegó sino cuando ya parecía que el partido iba a finalizar en tablas.

Masoud volvía a los terrenos de juego, apenas llevaba ocho minutos sobre el césped y se sacó de la chistera uno de esos chispazos que tanto echaba en falta el aficionado rojillo. El iraní dribló por dos veces y colocó el balón en la escuadra, como quien no quiere la cosa. Con el Levante a la desesperada, Kike Sola remachó la victoria, debiendo atribuirse medio gol al robo valiente de Puñal. Los granotas siguen siendo talismán.