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Obama se resigna a los recortes pero advierte de sus consecuencias

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió ayer de que los «estúpidos» recortes presupuestarios que entraron en vigor ayer, tras el fracaso de la negociación con los republicanos, van a costar empleos e impactarán sobre la economía del país, aunque matizó que «no será el apocalipsis». Acusó a los republicanos de ser responsables de la situación, pero subrayó no poder forzarles al acuerdo.

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GARA | WASHINGTON

«No soy un dictador. Soy un presidente. Lo que no puedo hacer es forzar al Congreso a tomar las decisiones correctas», afirmó Barack Obama en la Casa Blanca, unos minutos después de haberse reunido con los líderes del Congreso y de que fracasara el intento por evitar los recortes presupuestarios que han entrado en vigor.

«Sin la decisión por parte del presidente de la Cámara de representantes, John Boehner, y de los otros para anteponer los intereses de las familias de la clase media a los imperativos políticos, estos recortes van a entrar en vigor. Si Mitch McConnell (líder de la minoría republicana en el Senado) o John Boehner dicen que se tienen que ir a coger un avión, no puedo poner al Servicio Secreto bloqueándoles la puerta», añadió.

El recorte automático del gasto público de 85.000 millones de dólares hasta setiembre que se puso en marcha ayer supondrá un 8 % para los gastos de Defensa y un 5 % para los otros ámbitos, la pérdida de 750.000 empleos y dejará sin recursos a numerosos servicios públicos. El FMI calcula que el crecimiento se reducirá en medio punto.

«No será el apocalipsis»

Obama reconoció que estos recortes «arbitrarios» «van a debilitar nuestra economía, costar empleos y muestran claramente que los dos partidos deben encontrar un compromiso». «No todo el mundo va a sentir el dolor de los recortes de inmediato, pero el dolor será real. A partir de la próxima semana muchas familias de clase media verán sus vidas perturbadas de una manera significativa», añadió. Pero a ante la aparente indiferencia republicana por solucionar la crisis -su principal preocupación es el efecto sobre el gasto de Defensa- Obama adoptó la táctica de restar dramatismo a la situación. «No será el apocalipsis, pero tendrá un impacto sobre la gente», dijo.

Boehner insistió en su oposición a la propuesta demócrata de un aumento de impuestos a las rentas más altas. «La discusión sobre los ingresos, para mí, está terminada. Debemos concentrarnos en los gastos»», declaró. Desde 2011 ambos partidos se han enfrentado por la forma de reequilibrar las cuentas públicas, cuya deuda supera los 16 billones de dólares. Encontraron soluciones temporales y plantearon los recortes automáticos con la esperanza de que fueran lo suficientemente dolorosos como para forzar un acuerdo. Obama acepta los recortes pero pide el aumento de impuestos a los más ricos, una línea roja para los republicanos.

Y se acerca otra crisis: la financiación del Estado federal en los últimos meses de 2013, que deberá votarse en el Congreso antes del 27 de marzo, sin la cual los servicios públicos simplemente deberán cerrar.

Hagel

«Que quede claro, esta incertidumbre amenaza nuestra capacidad para cumplir eficazmente el conjunto de nuestras misiones», declaró Chuck Hagel, el nuevo jefe del Pentágono, cuyo presupuesto va a reducirse un 8 %.

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El gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, declaró a Detroit en «emergencia financiera», por lo que probablemente será intervenida y gestionada por un equipo externo para reconducir su abultada deuda de más de 14.000 millones de dólares. Detroit ha sufrido crisis industriales y una despoblación récord de más del 60 %.

Europa, primera víctima colateral del «abismo fiscal»

La onda de choque de los recortes presupuestarios en Estados Unidos amenaza con propagarse más allá de sus fronteras y alcanzar sobre todo a la Unión Europea, primer socio comercial. El FMI fue el primero en dar la alarma: «Habrá un impacto en el crecimiento mundial. Los países más afectados serán los que tienen lazos comerciales más profundos con Estados Unidos». Además de los 85.000 millones de dólares hasta setiembre, el recorte de 109.000 millones en los próximos ocho años amenaza con dar al traste con el todavía débil crecimiento estadounidense. Y entre los daños colaterales, la UE se encuentra en primera línea. Con 645.000 millones de dólares de intercambios comerciales en 2012, la ralentización de la actividad en Estados Unidos es una muy mala noticia para una zona del euro ya ahogada por la recesión. A finales de 2012, cuando comenzó a extenderse el vértigo ante el «abismo presupuestario», el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ya pidió a Washington que solucionara a tiempo sus problemas por el bien de la economía mundial y «también de Europa». Aunque no se conocen las consecuencias concretas, Bruselas sigue de cerca el problema de su socio y espera a futuros tratos entre la Casa Blanca y los republicanos. En el estado actual de cosas, las agencias gubernamentales encargadas del comercio exterior pueden ver reducido su margen de maniobra en un momento crucial, en el que EEUU ha lanzado la propuesta de un acuerdo de libre comercio con Europa, y quiere debatir en Ginebra la liberalización de los servicios y cerrar este año la asociación con varios países de Sudamérica y Asia. GARA

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