Bersani asegura que «nunca» gobernará en coalición con Berlusconi
El líder de la coalición de centro-izquierda vencedora de las elecciones en Italia, Pier Luigi BerSani, volvió a insistir ayer en que «nunca» pactará con la alianza de derecha que lidera Silvio Berlusconi y apostó por un Ejecutivo en minoría que pueda recibir apoyo de todos los partidos.
GARA | ROMA
Pier Luigi Bersani insistió ayer en su negativa a pactar una alianza para gobernar con la derecha del ex primer ministro Silvio Berlusconi, al considerar que sus bases y electores no. «Lo quiero decir con toda con toda claridad: la idea de una gran coalición no existe y nunca existirá», declaró Bersani en una entrevista publicada ayer por el diario «La Repubblica».
Bersani, que cuenta con mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, pero no en el Senado, se mostró dispuesto a formar Gobierno y apostó por un Ejecutivo en minoría que pueda recibir apoyos puntuales del resto de formaciones. El Gobierno debe obtener la confianza de las dos cámaras.
«Llamadlo como queráis: Gobierno de minoría, de objetivos; me da igual. Yo lo llamo Gobierno de cambio y el próximo miércoles lo propondré a la coalición y después al jefe del Estado», aseguró el líder de centro-izquierda.
Explicó que se presentará en el Parlamento con un programa de Gobierno formado por siete y ocho puntos, con el que se dirigirá a todas las fuerzas políticas para ver cuál está preparada para asumir su responsabilidad. Entre esos puntos se incluirán, indicó, asuntos relativos a Europa, a flexibilizar las políticas de austeridad, a cuestiones sociales y también a la reducción del número de parlamentarios o al endurecimiento de las normas anticorrupción.
Bersani precisó que esta misma semana ofreció a Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S), colaborar en un programa de reformas concretas. En la entrevista, reiteró que Grillo «debe decidirse, no se pueden cambiar las cosas con gente que del pastel solo quiere comer la cereza». Pero el líder del M5S ya anunció que no dará su voto de confianza ni a un Gobierno de centro-izquierda ni a ningún otro.
A diferencia de Grillo, Berlusconi se puso el traje de estadista y a mitad de semana ofreció un pacto a Bersani. Ayer, se mostró favorable a volver a las urnas lo antes posible, pero solo después de haber cambiado la actual ley electoral -aprobada por su Gobierno a menos de seis meses de las elecciones de abril de 2006, y considerada una de las causas responsables de la actual situación de ingobernabilidad creada.
«Italia corre peligro. Todos nos están observando con gran preocupación y si no somos capaces de gobernarnos y de realizar reformas, caeremos en una difícil situación», dijo Il Cavaliere.
«En estos días (el PD) ha abierto el mercado de ganado. Al M5S siguen llegando ofertas para ocupar la presidencia de la Cámara o del Senado o comisiones o incluso ministerios (...) Los elegidos del M5S y sus activistas y electores no se venden», escribió Grillo en su blog.
El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi compareció ayer voluntariamente ante el Tribunal de Milán en la vista de apelación por el «caso Mediaset», en el que fue condenado por evasión fiscal a cuatro años de prisión y entre tres y cinco años de prohibición de desempeño de cargos públicos, para declararse «totalmente ajeno» a los hechos que se le imputan. La Fiscalía solicitó la confirmación de la pena dictada en primera instancia.
Berlusconi manifestó estar «asombrado» por esa condena y señaló que la sentencia «fue un gran error». «En el periodo 2002/2003 en el que se me atribuyen los hechos yo era presidente del Gobierno italiano y no me ocupaba de derechos televisivos, señaló.
«En lugar de recibir una medalla de oro del Estado por haber dado trabajo a 56.000 personas he sido condenado», agregó Il Cavaliere.
Pese a la condena en primera instancia, Berlusconi podrá beneficiarse de la ley sobre indultos de 2006, por la que se le condonarán tres de los cuatro años de prisión, mientras la pena de inhabilitación no empezará a contar hasta que la sentencia sea firme.
El «caso Mediaset» se refiere a la compraventa de los derechos de transmisión de películas estadounidenses por parte del grupo audiovisual propiedad de Berlusconi, entre 1994 y 1999, bajo la sospecha de un aumento artificial del precio real de los derechos, evadir dinero al fisco y desviarlo a cuentas en el extranjero.
Según los jueces, la adquisición de los derechos para Fininvest, grupo al que pertenece Mediaset, a través de empresas fantasma e intermediarios permitió al grupo audiovisual inflar los costes y crear «fondos ocultos» para evadir. GARA