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El insólito pacto Lapid-Benet pone en aprietos a Netanyahu

GARA | TEL AVIV

Acorralado por un inquebrantable pacto entre los partidos derechista Habait Hayehudí y de centro Yesh Atid, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, deberá optar por un Gobierno reducido del que, posiblemente, tendrá que dejar fuera a sus aliados tradicionales ultraortodoxos, y cuya estabilidad quedará muy debilitada.

Netanyahu afronta serias dificultades para convencer a futuros aliados y llegar a una mayoría de 61 sobre 120 escaños. En cuatro semanas de negociaciones solo ha conseguido la firma del partido Hatnuá, de la exministra Tzipi Livni.

«Vamos al tiempo de descuento», aseguró el periódico «Israel Hayom», voz oficiosa del primer ministro, al informar de que los ultraortodoxos podrían quedar temporalmente fuera para no tener que acudir nuevamente a elecciones.

Pide dos semanas más

Netanyahu pedirá hoy al jefe del Estado, Simón Peres, el plazo extra de dos semanas que contempla la ley para tratar de superar el obstáculo que le han colocado los dos políticos. Yair Lapid, al frente del centrista laico Yesh Atid (19 escaños), y Nafatlí Benet, que lidera el partido religioso Habayit Hayehudí (12 escaños), han conseguido bloquear la formación de Gobierno con una alianza atípica, pero firme.

Ambos defienden que los ultraortodoxos sean alistados en el Ejército y que el reparto de las obligaciones ciudadanas sea más equitativo, lo que los ha convertido en aliados a pesar de las críticas internas. El compromiso mutuo entre Benet y Lapid de «o los dos entramos o ninguno» busca en un principio debilitar el tradicional poderío de los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Biblia que se oponen a la demanda de alistamiento y a una reducción de las millonarias ayudas que reciben los «haredim» del Gobierno a pesar de contribuir poco o nada a las arcas públicas.

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