Juanjo Basterra | Periodista
Sangre roja obrera para recordar que la lucha es triunfo
Esta columna está teñida de rojo, de la sangre de los obreros gasteiztarras que fueron abatidos por la policía fascista del Régimen en 1976. A la vez, está teñida de esperanza. Porque aquellos, igual que otros muchos trabajadores, dieron su vida por mejorar las condiciones laborales y salariales de la clase trabajadora. Hoy son muchos los trabajadores que están defendiendo sus puestos con uñas y dientes, lo mismo que muchos colectivos sociales están respondiendo a los recortes que están aplicando la mayoría de administraciones públicas, ésas que gastaron a diestro y siniestro sin prever la crisis.
Por desgracia, la élite económica y empresarial ha conseguido de los gobiernos sumisos que a los trabajadores se nos roben los derechos que habíamos alcanzado con la lucha. Buscan que estemos desprotegidos, que seamos también sumisos y que aceptemos sueldos y condiciones de trabajo miserables para que ellos puedan engordar y engordar sus bolsillos. ¿Es posible llegar a acuerdos con estos ladrones? Creo que no, a no ser que den un giro de 180 grados centígrados. Hacerlo, será ceder y dejar que nos vayan comiendo poco a poco.
Son muchos los trabajadores que están en pie, porque ven peligrar sus empleos. Sin embargo, la clase trabajadora debe dar pasos adelante y de forma colectiva, porque en la unión tenemos la fuerza. Por eso, esta élite empresarial busca esa desunión y esas relaciones laborales individualizadas. Si somos un poco inteligentes volveremos a ganarles la partida. Es duro, sin duda, pero solo la vía de la movilización y la lucha es la que contempla una salida eficaz para todos. Porque no debemos olvidarnos de que hay 230.878 desempleados en Hego Euskal Herria, un 17,37% de la población. Por cierto hoy salen los datos de febrero. Tampoco podemos olvidarnos que los salarios están muy por debajo de la inflación, por lo tanto nos están haciendo más pobres y, sin embargo, las rentas empresariales en esta época de crisis han aumentado. En estos momentos la élite empresarial controla la misma porción de la tarta de la riqueza que los trabajadores, a pesar de que somos muchísimos más que ellos.
Como dice un amigo: si no nos dejan soñar, no les dejemos dormir. ¡Que estén en vela!