Raimundo Fitero
Sur
He vivido en el sur del sur de Euskal Herria. He vivido en el norte del sur de Europa. He vivido en el norte polar de Europa. En todos los lugares hay una televisión encendida tras los visillos. Y un mando a distancia. Y una oferta de cientos de canales. Y las estadísticas simulan que nos unifican. Pero la parte de la sociedad que sabe discernir, que tiene opciones para distinguir entre el ocio, el entretenimiento, lo esencial y lo fundamental, es la que manifiesta la diferencia entre los diversos grados de posesión de conocimientos culturales de las clases medias y del concepto que tienen de lo que proclamamos como calidad de vida. Interviene el clima, la religión y hasta la programación. Si hay mucho fútbol, hay más posibilidades de acabar enredados con la prima de riesgo.
Escribo mientras resuenan campanadas de muerte gasteiztarras. Cuando repiten las conversaciones robadas a los policías que causaron cinco muertes. Ese documento que nos recuerda que no fueron casuales, sino bien preparadas las acciones violentas. Parecen de hoy mismo. El fascista Hellín que asesinó a la vasca Yolanda González, asesora a miembros de la policía vasca. ¿En ideas democráticas para la práctica policial? ¡Qué asco! Todos tienen los mismos manuales para interrogar con métodos violentos. Los mismos protocolos para reprimir manifestaciones. En el sur y en el norte. Aquí no hay desvíos, todos saben dónde están y a quién obedecen. Y la tele encendida.