Segundo largometraje de ficción del prestigioso documentalista bielorruso Sergei Loznitsa, que se hizo en el Festival de Cannes con el premio FIPRESCI de la crítica internacional. Continua la tradición de películas sobre la invasión nazi en el territorio de la antigua Unión Soviética a la que pertenecen «La infancia de Iván» de Andrei Tarkovski o «Masacre. Ven y mira» de Elem Klimov. Se basa en una novela del escritor bielorruso Vasili Bykov, que plantea un estudio psicológico de tres personajes atrapados en un bosque envuelto por la niebla.

El tratamiento de la película es entre trascendental y simbolista, por el papel que juega la naturaleza en el destino de los protagonistas. No es en ningún caso una muestra de cine bélico al uso, si bien su arranque argumental se podía haber prestado a ello. Porque el conflicto interno viene forzado por una estrategia de los mandos alemanes, que liberan de la muerte a uno solo de los saboteadores del ferrocarril para disparar las sospechas de sus camaradas y así atraer a más partisanos y capturarlos. Y, en efecto, el falso traidor será custodiado por dos de los suyos con la consiguiente tensión entre ellos.