Mikel INSAUSTI

En su segundo largometraje de ficción, el documentalista bielorruso Sergei Loznitsa indaga en la confusión histórica entre las figuras del héroe y del traidor, tema ambivalente que Bernardo Bertolucci planteó para la posteridad en «La estrategia de la araña». Lo que valía entonces para la Italia dividida entre el fascismo y la resistencia sirve también ahora para la Unión Soviética ocupada por los nazis y el consiguiente conflicto interno entre colaboradores y partisanos.

«En la niebla» da continuidad a la tradición de películas soviéticas sobre la invasión alemana de su territorio durante la II Guerra Mundial, que va desde «La infancia de Iván», de Andrei Tarkovski, a «Masacre. Ven y mira», de Elem Klimov. El estilo narrativo y visual de Loznitsa está emparentado con el del primero y, aunque es más realista por proceder del documental, sí que busca cierta simbología y transcendentalismo, mostrando a los personajes atrapados en medio de la naturaleza por un destino supremo.

La película está basada en una novela del escritor bielorruso Vasili Bykov, que presta especial atención al factor psicológico y a la manera en la que el trauma bélico cambia a las personas y sus relaciones del pasado. Aunque el desarrollo narrativo es lineal, puntuales y oportunos flash-backs revelan cómo eran las cosas entre los protagonistas antes de estallar la guerra.

La estrategia de araña nazi busca, precisamente, el enfrentamiento fratricida en el bando enemigo. Por eso liberan a uno solo de los saboteadores del ferrocarril condenados, haciendo que pase a ser sospechoso de traición entre los suyos, sirviendo como cebo humano para atrapar al resto de partisanos.

Llegados a ese punto, de nada servirá la vieja amistad de la víctima del complot con uno de los dos camaradas que lo custodian para que cabe su propia fosa en el bosque, y la niebla terminará de desdibujar unas figuras desorientadas que se persiguen dentro de una situación caótica en la que la violencia acaba con toda conducta moral.