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Se trunca la racha foránea

Los valientes rojillos no se cuidan las espaldas

Los de Mendilibar fueron en la segunda parte a por el partido, pero su atrevimiento les costó caro al perder un balón en la medular. Silva anotó su primer gol con la elástica encarnada y luego fue expulsado.

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BETIS 2

OSASUNA 1

Natxo MATXIN

Se truncó la racha visitante rojilla. A los de Mendilibar, valientes al irse a por el partido en la segunda parte, les mató la pólvora que atesora el Betis en la parte de arriba. Fue, en todo caso, un partido extraño, marcado por las condiciones del campo -muy encharcado en ciertas zonas-, el peculiar arbitraje y los fallos navarros en defensa, que le pasaron una factura quizás demasiado cara para los méritos de unos y otros.

A diferencia de lo que había hecho en anteriores compromisos, Osasuna no supo llevar a su rival al terreno que más convenía a los rojillos, al menos en los primeros compases del envite. El Betis, con mucha calidad adelante y un Beñat que sabía llevar la manija de la medular en ese momento, superaba sin problemas la línea de presión visitante para plantarse sin problema alguno en las inmediaciones del área navarra.

Molina, además, ya avisaba apenas iniciado el encuentro de su capacidad para el juego aéreo, toda una premonición de lo que luego llegaría. Metidos en ese fregado de toma y daca, del que ya avisó Mendilibar en la previa, la escuadra encarnada tampoco le perdía la cara a la meta de Adrián. De una de esas acometidas llegó una mano muy clara de la defensa bética en su propia área no señalada como penalti, pero en consonancia con la línea de arbitraje singular del trencilla canario.

Buscando los tres puntos

Un tirazo de Armenteros (m.17) pudo premiar el descaro osasunista, pero el meta verdiblanco respondió a la perfección al chut del argentino. Lo que son las cosas, de lo que pudo ser el 0-1 se pasó en dos minutos al 1-0. Una pelota que nunca debió llevarse Campbell y un error en la marca de Miguel Flaño permitieron a Molina, muy listo al adelantarse al central de Noain, inaugurar el marcador.

La diana local perfiló lo que iba a ser el encuentro hasta el final. Los anfitriones, dejando hacer y dispuestos a finiquitar en un rápido zarpazo a traición, y Osasuna, llevando la iniciativa y aproximándose cada vez más a la portería contraria. La tónica se acentuó con los cambios que diseñó Mendilibar en el descanso y que bien pudieron suponer, al menos, un punto en el zurrón del cuadro navarro.

Curiosas cuando menos las variaciones, al dejar al equipo sin un delantero centro específico -Masoud ejerció como ariete flotante-, pero trayendo consigo los mejores minutos de fútbol del conjunto encarnado. De las Cuevas, Cejudo, Armenteros -ahora incrustado como enganche- y Arribas en un corner buscaron el empate, cuya cercanía parecía olerse, tal y como circulaba el partido.

Hasta que apareció Silva llegando desde atrás para anotar su primer gol rojillo tras magnífica asistencia de Cejudo y poner justicia y equilibrio a lo visto hasta ese momento. Osasuna, a la vista de la disposición táctica que había adoptado en la segunda parte, tampoco podía cerrarse en su campo y siguió, atrevido, en pos del revolcón, pero desguarneció su defensa y el error le fulminó.

Un balón en medio campo que acabó perdiendo Marc Bertrán -no estuvieron ayer muy afortunados los laterales- sirvió para que los verdiblancos montasen lo que mejor saben hacer: rápida salida y balón a Rubén Castro, siempre dispuesto a meterse entre líneas y definir. El 2-1, con apenas diez minutos por delante, acabó apagando la ilusión rojilla de seguir sumando fuera de casa.

 

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