Multitudinario funeral por Hugo Chávez
Líderes mundiales se unen al calor del pueblo venezolano en el adiós a Chávez
Decenas de líderes mundiales se dieron cita ayer en Caracas para despedir con honores junto al pueblo venezolano a su presidente y líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez. El funeral en la Academia Militar, su «casa», seguido por decenas de miles de personas en el exterior, se convirtió en el compromiso público de continuar el proceso de cambio iniciado hace catorce años. Nicolás Maduro tenía previsto asumir por la tarde la Jefatura interina del Estado.
GARA | CARACAS
«Estamos frente a él como nunca hubiéramos querido estar. Con el dolor más inmenso que pueda caber en nuestra humanidad, aquí estamos comandante», sostuvo el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro durante el funeral. Ante el féretro con los restos de su presidente y líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, pronunció un encendido discurso a través del cual le juró lealtad y prometió continuar su lucha.
«No ha habido líder en la historia de nuestra patria más vilipendiado que nuestro amado presidente», lamentó Maduro, para quien «jamás se mintió tanto sobre un hombre». «Ni aquí ni en el mundo», afirmó.
Sin embargo, sostuvo que con Chávez «no pudieron ni las mentiras ni el odio», porque «tenía un escudo de pureza» que le «salvo de la injuria, de la infamia». Entre lágrimas, proclamó: «Comandante, no pudieron contigo, no podrán con nosotros jamás».
Sin embargo, quien fuese «número dos» del Gobierno durante los últimos meses de vida de Chávez pidió permiso a la familia del presidente para «perdonar a los que le injuriaron».
Maduro ha enumerado parte del «legado» dejado por Chávez, a quien ha agradecido sus esfuerzos por «redescubrir la historia».
Destacó así que «se cumplió la palabra» del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, quien, indicó Maduro, le había vaticinado a Chávez que cuando se tuvieran que ir lo harían con sus «pueblos, victoriosos, de pie, con la bendición y el amor de los justos y de las justas».
«Hemos roto el maleficio de la traición de la patria y romperemos el maleficio de la regresión», prometió Maduro, emocionado, quien recordó un pasaje de la historia venezolana en la que varios próceres y presidentes fueron traicionados.
Chávez, según Maduro, dejó como «testamento» la Constitución aprobada por el pueblo.
Además, señaló que se debe consolidar la «independencia» conquistada en los 14 años de revolución democrática popular y bolivariana; construir el socialismo; constituir a Venezuela como un país potencia en el marco de la gran potencia de América Latina; construir un mundo de equilibrio y contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie.
«Ya queda de parte nuestra si lo hacemos o no lo hacemos. Nosotros llamamos a todo el pueblo a que lo hagamos», afirmó Maduro.
Medio centenar de países
Horas antes de pronunciar este discurso al término del largo funeral de Estado, Maduro y otros miembros del Gobierno recibieron a jefes de Estado y de Gobierno así como a delegados de unos 50 países del mundo que acudieron a despedir al gobernante y líder que promovió la integración latinoamericana con mecanismos como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (CELAC) o acuerdos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y Petrocaribe
Cada uno de los mandatarios fue presentado al inicio de la ceremonia en la «Casa de los Azules» de la Academia Militar de Caracas, lo que dio paso a varias piezas musicales.
Quizás el momento más emotivo para quienes conocieron al Chávez que nació en la región de los llanos venezolanos fue cuando sonaron los acordes de «Corrida de Maisanta» y «Linda Barinas» entonadas por el cantante Cristóbal Jiménez.
Como «Maisanta» era conocido el bisabuelo de Chávez, Pedro Pérez Delgado, un líder popular de aquellos que eran alzados rápidamente al grado de general y que peleó contra la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935).
El «Alma Llanera», considerado el segundo himno del país, y «En Venezuela» se incluyeron en el repertorio dedicado a un gobernante que en sus innumerables intervenciones públicas conjugó anuncios oficiales con interpretaciones a capella.
La emoción del momento solo fue superada por la sentida interpretación del himno nacional por la Orquesta Sinfónica y Coral Juvenil Simón Bolívar, dirigida por el laureado Gustavo Dudamel.
El vicepresidente Maduro y el ministro de Defensa, Diego Molero, entregaron de forma póstuma una réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar. Después, el medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno presentes realizaron una guardia de honor junto al féretro del mandatario.
En la primera guardia participaron los presidentes de Cuba, Raúl Castro; Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega; Chile, Sebastián Piñera; y Ecuador, Rafael Correa, entre otros.
A continuación, rodearon el féretro de Chávez, cubierto por la bandera venezolana, los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos; República Dominicana, Danilo Medina; El Salvador, Mauricio Funes; Guatemala, Otto Pérez-Molina; Haití, Michel Martelly; y Honduras, Porfirio Lobo, entre otros.
En la tercera guardia de honor tomaron parte, entre otros, los mandatarios de México, Enrique Peña Nieto; Uruguay, José Mujica; Panamá, Ricardo Martinelli, y Perú, Ollanta Humala.
Tras ellos, y en una guardia especial, solo escoltaron el féretro de Chávez los presidentes de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y de Irán, Mahmud Ahmadineyad, este último sobre todo recibido por la concurrencia en pie y con un caluroso aplauso. Posteriormente, se celebraron guardias de honor de diferentes colectivos sociales y políticos del país.
Entre los invitados, también se encontraba el reverendo Jesse Jackson, que pronunció un breve discurso, y el actor Sean Penn.
Pero la solemnidad que presagiaba la presencia de tantos líderes mundiales y delegaciones gubernamentales en el funeral del impulsor de la revolución bolivariana quedó relegada en una ceremonia que unió a deportistas, artistas y religiosos, pero sobre todo a amigos y aliados del promotor del socialismo del siglo XXI.
«Chávez vive, la lucha sigue» retumbaba una y otra vez en una ceremonia de «hasta luego» al líder de la revolución bolivariana. Ante la afluencia de venezolanos que acudieron estos días a la Academia Militar, la capilla ardiente de Chávez estará abierta al menos una semana más, antes de que su cuerpo sea embalsamado y expuesto en el Museo de la Revolución.
Nicolás Maduro tenía previsto asumir ayer (madrugada en Euskal Herria) en la Asamblea Nacional como presidente interino del país durante los 30 días hasta la convocatoria de nuevas elecciones recogidos en la Constitución. Un acto al que la oposición dijo que no asistiría por considerar que «viola la Constitución, que indica que quien debe sustituir a un presidente fallecido es el presidente de la Asamblea Nacional, en este caso Diosdado Cabello».
Por otro lado, ayer mismo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela sentenció que Nicolás Maduro puede ser candidato presidencial sin tener que renunciar previamente al cargo que iba a asumir horas después.
Nicolás Maduro tomó posesión ayer en la Asamblea Nacional del cargo de jefe del Estado con carácter interino hasta la celebración de nuevas elecciones.
«Caracas despertó radiante de sol y bañada en las lágrimas que centenares de miles de venezolanos han vertido desde que trascendió la noticia del fallecimiento del comandante presidente, Hugo Chávez». Así relataba Martin Garitano, diputado general de Gipuzkoa, su primera impresión tras viajar a Caracas como miembro de la delegación de Sortu para llevar hasta allí la solidaridad del partido abertzale y de buena parte del pueblo vasco.
Con el particular estilo venezolano, «el de la patria de Hugo Chávez», las grandes avenidas amanecieron, por tercer día consecutivo, «rebosantes de chavistas que no podían dejar pasar la oportunidad de acercarse a despedir a su carismático líder, y presentaban un aspecto chocante, colorista en blanco y rojo, mucha música, improvisados puntos de venta de comida y refrescos y muchas muestras de mutuo consuelo», señaló Garitano.
«Un duelo bien distinto al que conocemos en Euskal Herria. Tan profundo, sin duda, pero menos sobrio», porque en Venezuela «lloran y se abrazan; se dicen `fortaleza' y no dudan un segundo en parar a los extranjeros para asegurar que hubo la ignición, pero que el pueblo venezolano la llevará adelante. Hablan de la Revolución Bolivariana», agregó el representante de Sortu, que destacó la doble vertiente de los sentimientos de los chavistas.
«Es palpable el sentimiento de pesadumbre, ya que es indudable que están tristes y sorprendidos, porque no esperaban este desenlace tan rápido, pero al mismo tiempo se respira un sentimiento de tranquilidad, porque - aseguró Garitano- el futuro de la revolución bolivariana está garantizado con su apoyo a Chávez y su proyecto revolucionario».
El diputado general de Gipuzkoa constató, además, que «se sienten acompañados por muchos gobiernos, pueblos y organizaciones sociales de América Latina y de buena parte del mundo». De hecho, el funeral de Estado brindado ayer al presidente Chávez se convirtió en una representación de las más amplias que se han dado en la historia de la escena internacional.
Y entre esa amplísima representación estaba la formación abertzale Sortu, que creía su deber mostrar al pueblo venezolano su solidaridad en un momento en el que «está dando pasos importantes hacia la consecución de un mundo y un modelo social más justos frente a los modelos neoliberales que nos han llevado a la catástrofe», y extender esa solidaridad internacional al «proceso de liberación nacional y social que se está dando en los países de la región frente a modelos agotados que algunos se empeñan en reivindicar». En ese sentido, instó al pueblo venezolano a que «mantenga la serenidad y la ilusión y como hasta ahora siga en el camino hacia una sociedad más justa, más equilibrada», un mensaje que pueda trasladar, a su vez, a los pueblos del mundo.
Salvando las distancias que separan a Europa y América Latina, Garitano cree que Venezuela ha demostrado que «con el diseño de un modelo de justicia social, de reparto de la riqueza y de progreso y la implicación de todo un pueblo se pueden cambiar las cosas y salir adelante. Es una ecuación que ha dado resultado, aunque siempre sea mejorable». M.I.
Tal y como anunció el jueves Nicolás Maduro, el cuerpo de Hugo Chávez será embalsamado en unos días, una técnica «bastante complicada ya que no se trata de momias reales. El cadáver se ha de conservar de manera más o menos completa mediante la inyección de formol, productos desinfectantes y deshidratantes, y seguidamente recubrirlo con cera», explicó a AFP el médico forense, historiador y antropólogo francés, Philipe Charlier. «Esto permite conservar la integridad física del individuo, así como un rostro relajado, bello y agradable», añadió.
En declaraciones a BBC Mundo, la profesora Sue Black, del Centro de Anatomía e Identificación Humana de la Universidad de Dundee, indicó que «en esencia, el proceso de embalsamiento es como la conservación en vinagre, es el mismo principio que con la comida. Para preservar los alimentos hay que crear un ambiente estéril. Hay que cambiar totalmente la composición de los tejidos y deshacerse de las bacterías para que no puedan crecer ni hongos ni moho», detalló.
Esta técnica ya se ha aplicado con otros líderes como Vladimir Illich Ulianov, Lenin, fallecido en 1924 y que permanece en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú.
En Corea del Norte, centenares de visitantes desfilan diariamente en silencio delante del cuerpo de Kim Il-Sung, el «gran líder» norcoreano muerto en 1994. Un cristal protege su cadáver, vestido con traje negro. En China, el cuerpo del dirigente comunista Mao Zedong, fallecido en 1986, resposa en un mausoleo erigido en la plaza Tiananmen de Pekín. En Vietnam, el fundador del Partido Comunista, Ho Chi Minh, muerto en 1969, está expuesto en un mausoleo de mármol y granito instalado en Hanoi, en el mismo sitio donde declaró la independencia del país en 1945.
«Es una manera muy visual y concreta de mantener el recuerdo del héroe en la gente», señaló Joseph Cheng, profesor de Ciencias Políticas en Hong Kong. GARA