Txisko Fernández Periodista
Los valores de Wall Street y Caja Navarra
Eespero que la próxima vez que se desplomen las bolsas nos lo tomemos con calma. Es más, espero que nos lo tomemos con una irónica indeferencia y que reflejemos esa actitud gritando a los cuatro vientos el típico «¡Que se jodan!». Sin complejos.
Esto viene a cuento porque esta semana los índices que se manejan en Wall Street han batido unos cuantos récords históricos. Y lo han hecho al alza. Esto supone que, en plena crisis económica global, la Bolsa de Nueva York está que se sale, marcando cifras estratosféricas, nunca vistas en sus cien años de funcionamiento. Habrá quien se pregunte cómo es posible que en Wall Street se vea todo de color rosa mientras el resto del mundo solo observa oscuros nubarrones en el horizonte. La respuesta más plausible, si la dieran los bolsistas, sería esta: «Fuck them!» (¡Que se jodan!).
Pues eso, la próxima vez que empiece a escuchar titulares apocalípticos («Viernes negro en las bolsas internacionales», «Nuevo viernes negro: el Ibex se hunde», «Viernes negro de la economía: desplome de la bolsa»...) me regocijaré pensando en que al menos unos pocos de esos que hoy están tan contentos por la marcha alcista de Wall Street se han podido arruinar.
Y, si usted es uno de esos pequeños accionistas que ha perdido los ahorros de toda su vida, lo lamentaré, pero no me pida que me solidarice también con los componentes del consejo de administración de la multinacional en la que usted había depositado toda su confianza. ¿O es que quienes invierten en bolsa no saben a qué juegan? ¿O es que creen que sus ahorros se colocan en acciones de una ONG?
Ya que estamos hablando de «bolsas de valores», deberíamos aclarar cuáles son los principios éticos con los que hay que manejar tanto las cuentas domésticas como las arcas públicas. Y podemos comenzar con un ejercicio simple y con personajes que nos resultan cercanos. ¿Qué le parece a usted que Miguel Sanz cobrara 8.000 euros (ocho mil, sí, ocho mil) por una «jornada de trabajo» que consistió en asistir a tres reuniones, de una media hora cada una, de la Junta de Fundadores de Caja Navarra? ¿Qué le parece que Yolanda Barcina o Roberto Jiménez hayan hecho lo propio? ¿Y qué les parece que, en lugar de mostrarse avergonzados, intenten irse de rositas?
¿A que esto jode, y mucho?