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LITERATURA

«Astiberri es una editorial muy honesta consigo misma y ese es su mayor logro»

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Fernando Tarancón
Editor de Astiberri Ediciones

Su pasión por el cómic llevó a Fernando Tarancón a abrir la librería Joker de Bilbo, un rincón ineludible para cualquier amante del cómic, y esa pasión motivó también la creación de Astiberri Ediciones. Once años después, esta editorial se ha consolidado como una de las más interesantes del mercado comiquero actual.

Koldo LANDALUZE | BILBO

Afincada en Bilbo y con su base de operaciones situada en la librería Joker, Astiberri ediciones se ha convertido en todo un referente del cómic. En su declaración de principios destacan que persiguen cubrir un hueco en el mercado editorial.

Dos obras publicadas por Astiberri, «Arrugas», de Paco Roca y «Dublinés», de Alfonso Zapico, han ganado en 2008 y 2012, respectivamente, el Premio Nacional del Cómic, concedido por el Ministerio de Cultura español. Otro autor de su extenso catálogo, Miguel Gallardo, ganó el Premio Nacional de Cómic de Cataluña por «María y yo» en 2008. Tras recorrer las suculentas estanterías pobladas de cómics de la librería Joker, conversamos con uno de sus responsables, Fernando Tarancón.

¿Cuándo surgió esta aventura?

Esta aventura nació hace once años y fue por puro desconocimiento, por uno de esos típicos arrebatos tan bilbotarras. Nació en el transcurso de muchas conversaciones entre amigos, en las que espoleados por las cervezas y nuestra afición común por el cómic, especulábamos con las posibilidad de hacer algo porque creíamos firmemente que se podían hacer cosas mejores y que nosotros éramos capaces de hacerlo.

En un momento determinado te das cuenta que tienes que pasar de las palabras a los hechos porque sino vas a quedar muy mal. Entonces dio comienzo algo sin mucha consistencia ni coherencia porque tampoco sabíamos exactamente qué es lo que queríamos hacer y al final la cosa ha ido creciendo hasta convertirse en lo que hoy es.

En realidad, poco a poco te vas dando cuenta de lo que es, en qué consiste una editorial profesional y lo que conlleva, qué papel debe desempeñar un editor y qué hace que una editorial funcione o no y, sobre todo, lo importante que resulta marcar una línea coherente de edición.

¿Y qué vacío encontraron; qué faltaba en este mundo editorial cuando decidieron apostar por una editorial?

Por un lado tienes referencias internacionales que te descubren la posibilidad de hacer las cosas de otra manera muy diferente y, por otro lado, había un movimiento en el Estado español en el que había una serie de editoriales pequeñas que hicieron algo impensable hace 20 ó 30 años: competir con las grandes editoriales.

¿En qué ámbitos creativos se desenvuelve Astiberri?

Lo que se denomina novela gráfica encaja muy bien con nosotros. Son obras en los que el autor es lo principal, no el personaje ni las características de la obra. Las obras no tienen porque estar afincadas en un género concreto. Las historias pueden acabar en el mismo volumen, no es necesario que tengan una continuidad o que el personaje sea exprimido al límite para poder explotarlo. No tiene porque tener 24 páginas y estar grapado o que el protagonista vista unas mallas.

Es decir, para nosotros es fundamental que un autor quiera contar una historia como él quiera. Si eso que el autor desea contar parece tendente a ser disfrutado por un público minoritario, para nosotros es una faena económica, pero si esa es la decisión del autor, pues adelante.

¿Qué sentimientos alberga cuando una obra de su editorial comienza a ser reclamada por otras?

Hemos publicado obras que otras editoriales no habían querido editar y ahora, nosotros, somos esa primera opción para esos autores cuya obra fue negada. Eso, para Astiberri, es muy importante. La satisfacción que sientes es inmensa cuando una obra tuya ha sido premiada o descubres que sale en la prensa y que es solicitada en cinco o seis países. Esa es, en definitiva, nuestra meta.

Los tres editores de Astiberri que comenzamos esta aventura nos lanzamos sin red. Teníamos nuestros respectivos trabajos y durante la primera etapa supuso una fuerte inversión económica que provocó que nos hipotecáramos, vendiésemos nuestras casas, gastáramos herencias, pidiésemos créditos a multitud de bancos. Lanzando una breve mirada nostálgica hacia el pasado, descubres que no te arrepientes de nada porque las satisfacciones posteriores han sido muchas y lo que es más importante, continúan siéndolo.

¿Cómo se logra ese equilibrio entre el amor hacia el cómic y el factor empresarial?

Lo bueno de todo esto es que en el mundo del cómic nos conocemos todos. Incluso al editor que a mi peor me cae -cuyo nombre voy a evitar-, le gustan los cómics y eso es algo que no ocurre en otros campos creativos donde priman más otros aspectos. Yo sé que hay cómics con los que voy a perder dinero, pero aprovecho los tiempos en los que funciona una buena racha editorial con otros títulos para poder publicarlos. Son pequeños caprichos que, por ejemplo, en la actual coyuntura económica que padecemos, no tes los puedes permitir muy a menudo.

Te lo voy a resumir con un ejemplo, el otro día entró un grupo de chicas muy jóvenes a la librería Joker. Estaban buscando un cómic para regalárselo a otra amiga. Después de mirar por las diferentes estanterías, se acercaron hasta el mostrador y me preguntaron que querían un cómic, pero no uno normal, querían uno «tipo Astiberri». Secuencias como esta son lo que pretendemos: aunar nuestro amor por el cómic, ser coherentes con nuestro propio estilo y que todo ello tenga su reflejo en la gente.

 
Un fenómeno llamado «Arrugas»

«Arrugas» es vuestra publicación más exitosa.

Es una obra social, tuvo mucha repercusión en los medios de comunciación, obtuvo el Premio Nacional de Cómic, se hizo una película y ganó el Goya. Paco Roca, además de ser uno de los historietistas más inteligentes que conozco, es un autor muy honesto consigo mismo, sabe perfectamente sobre cómo y lo que tiene que escribir. Busca expresarse libremente, pero siempre tiene puesto un ojo en el mercado y por ello hace cosas que el público puede entender fácilmente. En «Arrugas» acertó de lleno a la hora de plasmar el Alzheimer. Es una enfermedad que afecta a muchas personas y creo que su obra ha sido una de las primeras que, en el campo global de la narrativa, ha tocado este tema.

¿Qué le pareció la adaptación al cine?

Me parece una muy buena película dirigida por un muy buen director. Resultó muy interesante comprobar el resultado de las escenas añadidas que no aparecían en el cómic, pero que funcionaban muy bien. Somos muy conservadores y miramos con recelo esos añadidos. Lo primero que me llamó la atención fue la voz; las voces que tú tienes en la mente cuando estás leyendo el cómic nunca se corresponden con las que estás escuchando en la película.    K.L.

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