Una acusación de blasfemia por un musulmán contra un cristiano en la ciudad de Lahore desató graves disturbios interreligiosos el fin de semana en Pakistán, donde el Supremo criticó con dureza la actuación policial.

La acusación de blasfemia el pasado viernes fue seguida de serios incidentes en la nororiental Lahore a cargo de miles de musulmanes que quemaron viviendas de cristianos, lo cual suscitó la ira de la comunidad cristiana en todo el país.

De acuerdo con los rotativos «Express Tribune» y «Dawn», el jefe del Tribunal acusó a la Policía de no parecer interesada en el caso e incluso de proteger más a los agresores que a las víctimas.

Fuentes policiales citadas por medios locales relataron que el acusado de blasfemia y su principal acusador eran amigos pero que el pasado miércoles se enfrascaron en una disputa tras haber bebido alcohol juntos.