Raimundo Fitero
Otro año
Ya hace nueve años de uno de esos días que todos recordamos con nitidez dónde estábamos cuando empezaron a llegar las primeras noticias, dónde cuando nos ahogan las primeras, segundas y quintas mentiras sobre la autoría del atentado de Madrid. Nueve años hace de aquella mañana de susto y angustia, de unos días que marcaron un tiempo político. Nueve años en los que la derecha cavernícola sigue manteniendo sus tesis conspirativas, y en los que parece que el mundo, en general, no ha aprendido nada, y las circunstancias globales están en el punto adecuado para que se repita en cualquier parte del globo un acto de estas características.
Los años pasan pero hay días en los que todo parece doblarse sobre su eje y se convierte en un extraño rollo de película de cine Nick. Lo que está sucediendo en el ayuntamiento de Ponferrada se puede entender como una de las mejores maneras de explicar el nivel de corrupción existente, no tanto por los asuntos económicos que son los más obvios y contrastados, sino por los de la ética política, por la de los principios. Por cierto, he escrito principios, y hay un anuncio de Bankia que es otra muestra de corrupción de los mensajes, porque dicen que van a seguir, pero ahora «empezando por los principios». Asquerosos, mentirosos, publicidad engañosa que debería estar penada y que deberían comparecer ante los tribunales sus autores, sí los creativos.
Decía que es una muestra de la corrupción ética y política porque han llegado a la alcaldía unos que estaban ayer en el PSOE apoyados por un individuo juzgado y declarado culpable de acoso sexual en el trabajo. En el propio Ayuntamiento. Es decir, lo malo, por principios, es que alguien con estos antecedentes penales se pueda presentar a las elecciones, y lo peor es que lo voten y obtenga seis ediles. Lo otro, las componendas, el que por el poder se encamen con cualquiera viene a ser lo normal, son los síntomas de su negación de un mínimo compromiso con unos ideales o filosofías. Los partidos son maquinarias de poder, sin escrúpulos. Pérez Rubalcaba, el enterrador, confirma que hace lo posible por desaparecer. Aunque deba seguir con ventilación asistida otro año más.