La asociación de profesionales de la salud Jaiki Hadi dio a conocer ayer la existencia de otros dos presos vascos con enfermedades graves. Se trata de Ventura Tomé e Ibon Fernández. Según indicó el colectivo, a Fernández , preso en la cárcel francesa de Lannemezan, le han diagnosticado esclerosis múltiple, «una enfermedad grave, degenerativa, incurable, crónica y progresiva del sistema nervioso central», mientras que a Tomé , encarcelado en Murcia I, le han detectado cáncer de próstata, con tratamiento aún por determinar en función de nuevas pruebas médicas.

Endika Intxausti, médico de confianza de Fernández, explicó que al preso se le notificó el pasado enero el diagnóstico, dos años después de que aparecieran los síntomas. «En enero de 2011 se produjeron los primeros síntomas neurológicos. Notó que perdía sensibilidad en pierna y brazo izquierdos y poco a poco los síntomas se agravaron hasta acabar en silla de ruedas».

«Sin hacerle mucho caso -agregó-, en un principio le diagnosticaron una hernia discal, pero empeoró y sus síntomas se agravaron. Un año después, y tras presentar un buen número de solicitudes, logró que le llevaran al hospital, donde le diagnosticaron una posible mielitis parainfecciosa».

Tras ese segundo diagnóstico, Intxausti relató que con el tratamiento aplicado y, sobre todo, como consecuencia de la rehabilitación que el mismo Fernández realizó por su cuenta, fue mejorando hasta casi restablecerse. Fue en octubre de 2012 cuando tras otro brote fuerte, le pusieron tratamiento en el Estado francés y le trasladaron al hospital para hacerle nuevas pruebas. Estas han dado lugar al último diagnóstico.

«La esclerosis múltiple es una enfermedad grave que requiere de medidas y cuidados especiales, incompatibles con la estancia en prisión», señaló Intxausti, pidiendo su inmediata puesta en libertad.

Sobre el día a día de Fernández, su médico destacó que los brotes producen parálisis totales o parciales de extremidades así como dolores, lo que hace que precise ayuda para desenvolverse. Destacó que el propio tratamiento tiene efectos perjudiciales, en la medida que reduce las defensas inmunológicas, pudiendo aparecer complicaciones graves por efecto de infecciones, como la pielonefritis que le detectaron en el hospital de Toulouse.

Como consecuencia de aquella complicación, la infección se extendió hasta dar lugar a una sepsis.

A falta de más pruebas

Por su parte, Mikel Urra, médico de confianza de Ventura Tomé, señaló que la sintomatología no es llamativa, pero alertó sobre la gravedad de la dolencia. «En este caso lo peor no son los síntomas, sino que se trata de un cáncer, y si no se trata puede derivar en sintomatologías más graves», explicó.

A Tomé le han diagnosticado un adenocarcinoma de próstata, etiquetado en principio como de grado intermedio. Aún le tienen que practicar varias pruebas que determinen si hay otros órganos afectados y está por decidir si requiere operación o tratamiento con radioterapia.

«En la cárcel no hay forma de llevar un seguimiento continuo y exhaustivo que garantice una rápida intervención», explicó su médico de confianza.