«En mi libro, más que de montaña, hablo del hombre libre al aire libre»
Premio Desnivel de literatura 2012
“De la montaña y el amor”, ese el título de libro que ganó el premio literario. Su autor: Javier Arruga. Escritor, profesor de literatura y antropólogo. Y montañero, aunque menos que escritor, siendo a su vez menos escritor que ciudadano. Afirma que quería escribir un libro para el montañero y la novia del montañero, y, según Arruga, «creo que lo he conseguido».
Andoni ARABAOLAZA
Feliz por el reconocimiento que está teniendo «De la montaña y el amor», Javier Arruga presentaba y paseaba hace escasas fechas su obra por algunas capitales de Euskal Herria. GARA aprovechaba su visita para indagar sobre los entresijos de este título ganador del Premio Desnivel de Literatura 2012.
No sé si es muy habitual en premios de literatura, pero el mismo título lo has presentado en las ediciones del 2006 y 2012; y finalmente ganó en esa última. En una entrevista afirmabas que «yo sabía que lo iba a ganar, como supe que iba a ser escritor». ¿Por qué estabas tan seguro? ¿En qué te basas?
La versión publicada en 2012 está muy mejorada respecto a la de 2006 gracias al asesoramiento de un expedicionario al K2, un superviviente de la tragedia del año 2005. También requerí la opinión de un médico especialista en montaña, que me asesoró sobre la evolución y tratamiento de un edema cerebral. Ha habido además mucha reescritura para adaptarla a mi modo actual de escribir, con lo que la novela ha mejorado.
En general, los libros necesitan mucho trabajo y es recomendable dejarlos un tiempo en la nevera. Y lo de la persistencia, pues es por mi ADN aragonés y porque yo siempre creí en esta novela. ¡Ah! ¿Respecto a mis dones proféticos? Eso lo contaré en 4º Milenio próximamente.
No hablaremos en profundidad sobre la novela, porque para eso está; para leerla. En sí entremezcla dos historias: un trekking en Nepal y una expedición al K2. Visto los libros que has escrito, ¿por qué te has ido a las grandes montañas? ¿Por qué venden más? ¿Por qué al montañero generalista le atraen más esas historias?
Sí, sí, que la compre la gente, que acabo de tener un hijo. No, ya en serio. Lo de irme a las grandes montañas... pues sí, es verdad que choca el salto, porque en mis otros libros hablo de una ascensión al Monteoscuro -811 metros, en los Monegros- o de otra a Peña Oturia, en el Sobrepuerto, por poner dos ejemplos. Pero créeme, con esta novela, no he buscado ni legitimación ni gran público.
Con el K2 lo que sucede es que fue un flechazo literario; pero ya te digo, a mí, en realidad, me gusta la montaña en su sentido más amplio. De hecho, más que de montaña, hablo del hombre libre al aire libre.
En el capítulo de Nepal, el protagonista tiene que decidir sobre su «libertad» o la «atadura» a una pareja. ¿Qué te llevó a elegir ese dilema?
Era mi «cuita», mi obsesión, mi pensamiento recurrente en ese momento. Igual es que tenía una depresión o una crisis de los cuarenta prematura... o tal vez fuera el último residuo de la adolescencia, no sé.
Sí que sé, sin embargo, que ahora me interesan más cuestiones sociales que personales. Igual es que me he hecho mayor...
En el de la expedición al K2, en cambio, nos diriges hasta un accidente y todo lo que rodea a ese asunto. ¿Con ello quieres transmitir algún mensaje en especial?
Creo que no de manera premeditada pero, aunque la banalidad de la vida cotidiana puede generar perfectamente reflexiones existenciales, pues la vida es una tragedia griega, y más ahora. Yo opté por unas condiciones límite para forzar el tratamiento de temas como el amor, la libertad o la muerte. Pensaba que necesitaba una circunstancia desencadenante fuerte. Creo además que todavía no había terminado de digerir la muerte de mi madre y que necesitaba hablar de ello. Después, finalmente, la historia vinculada al fallecimiento de mi madre la suprimiría, pero de alguna manera esa sombra alargada ya se había proyectado sobre el Campo IV y el hombro.
La expedición está compuesta por alpinistas vascos y aragoneses. Se reivindica la protección integral de los Pirineos. ¿En vez de quedarte en casa, no te fuiste muy lejos?
Esa lucha, la demanda de una ley de protección de la montaña, la llevo siempre conmigo, pero es que en Aragón -no sé si será igual en Euskadi-, para que te hagan caso te tienes que ir fuera. Mira con mis otros libros; hasta que no he ganado un premio en Madrid, no se ha creído en mí del todo.
"De la montaña y el amor" es el título de la obra. ¿Cuánto hay de montaña y cuánto de amor? ¿Hay algún ganador?
Yo creo que están compensados. Ya sabes que, inicialmente, el título era «La montaña o el amor», que como se puede apreciar, es una disyuntiva perfecta, una dicotomía irreconciliable...
¿Respecto a un ganador? Pues yo creo que en este libro el amor gana una batalla pero no la guerra. ¡Ese conflicto es como lo de Israel y Palestina! Que se lo digan a cualquier casado que se quiera ir al monte un fin de semana entero...