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Ibiliz Ibili | Juan Mari Feliu

Bastida y Belloc, en las orillas del Aturri

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En el extremo norte de Nafarroa Beherea, cerca del gran río Adour-Aturri, se encuentra la villa de Bastida o La Bastide Clairencee ntre suaves colinas alfombradas de eterno verde. En 1312, el rey Luis I de Nafarroa fundó en las orillas del río La Joyeuse esta villa defensiva tras la conquista castellana de Gipuzkoa y con Lapurdi ocupada por los ingleses. Era la único vía de comunicación de la que disponía el reino navarro hacia el mar. Gracias a que se mantenía un derecho de tránsito en Baiona de tiempos anteriores, Bastida se convirtió en la villa portuaria del reino, desde tierras interiores, a través el pequeño río de La Joyeuse, y el marítimo río Aturri.

Para proteger este «puerto» que veremos en esta excursión, desde donde las pequeñas embarcaciones bajaban hacia el Aturri y el mar, se construyó en 1312 una villa real a cuyos habitantes se otorgaron derechos y ventajas fiscales. Todos los colonos, gascones o vascos, refugiados por la Inquisición o peregrinos francos recibieron el estatuto de hombres libres. Su pintoresca plaza porticada ha sido centro de ferias y mercados, gracias a la Carta fundacional de 1312 que durante siglos ha dado prosperidad a la villa de Bastida.

Bastida conserva una plaza central rodeada de porches y casas medievales (s. XVI-XVIII). La iglesia conserva su porche medieval con su cementerio adosado y fue consagrada en 1315 por Arnaud de Puyana, Obispo de Iruñea. Pese al sobrio aspecto exterior del templo, el interior es uno de los ejemplos más llamativos de la iglesia vasca, con galerías de madera original que cubren los tres lados de la nave.

La excursión se mueve por los alrededores de Bastida pasando por la colina donde se asienta la Abadía benedictina de Belloc, fundada en 1875, desde donde se alcanzan a ver las principales alturas del Pirineo Occidental. Pese a su corta vida, los frailes de esta abadía pasaron las vicisitudes de la expulsión del país por el Gobierno francés en 1903. De esta comunidad benedictina salió la traducción de la liturgia católica al euskera al calor del II Concilio Vaticano II, de la mano del poeta y fraile Xabier Diaharce «Iratzeder». Belloc fue en tiempos de la República española el refugio del Cardenal Segura, desafecto del régimen republicano, y poco después durante la guerra de 1936-39 del Obispo de la Diócesis vasca Mateo Mujika, entre otros, y numerosos refugiados, a quienes se añadieron más tarde los perseguidos por el nazismo tras la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial. Además, en este monumental monasterio tuvo lugar en 1962 la primera asamblea de ETA.

Desde el ayuntamiento saldremos de Bastida a la altura de un aparcamiento, donde dejaremos la carretera que lleva a Hazparne para bajar por la derecha perdiendo altura hasta situarnos sobre una presa y un antiguo lavadero. El itinerario continúa por la calle del molino entre casas típicas hasta desembocar en la carretera (D10) donde la dejamos a la altura de una gran cruz, en dirección a un parque de recreo y las piscinas municipales. Una vez ante el Puente del Puerto veremos el río de La Joyeuse, estrecho pero caudaloso. Tras pasar junto el restaurante Iduki llegaremos a un cruce para continuar por la derecha, tras las marcas amarillas. A la izquierda dejaremos un carretil por donde regresaremos para cerrar el bucle. Por terreno llano, entre campos de maíz y prados, dejaremos al paso entre otros caseríos los de Thorry y Chanchette, donde realizaremos un giro para cruzar La Joyeuse hasta la carretera (D10).

Continuaremos por la carretera que lleva hacia Baiona por Ahurti, para una vez haber pasado dos desvíos a la derecha alcanzar el puente de acceso a la Abadía de Belloc, donde dejamos La Joyeuse con sus meandros en el fondo de la vaguada. Tras una corta subida llegaremos al aparcamiento de la Abadía, donde hay un monolito que recuerda a la comunidad benedictina por el auxilio prestado a los perseguidos. Pese a su modesta altitud, este lugar ofrece una espectacular panorámica hacia los Pirineos de Bigorre, Aspe y Euskal Herria, pudiéndose ver el solitario Midi d'Ossau y a su izquierda Balaitus, Auñamendi y el conjunto de Larra, Ori y las montañas de Irati, de Ibañeta, Kintoa, Iparla, Artzamendi, Atxuria y Larrun.

La excursión sigue por el amplio lomo de Bayonnes, donde se encuentra el monasterio antiguo, con la vista puesta en una antena de comunicación. A su altura dejaremos el desvío de la carretera de Hazparne (D510), para bajar por la izquierda hasta desembocar en el Puente del Puerto. Tras cruzar la zona de parque hasta para salir a la carretera (D10) a la altura de la Gendarmería, seguiremos por la carretera río abajo hasta encontrar un desvío a la derecha con una placa amarilla «Tour de Bastide».

Un amplio camino nos llevará bajo un bosque autóctono y después entre prados hasta salir a una pista de tierra. Por terreno suave y abierto de arbolado alcanzaremos el punto culminante donde hay una cruz y un refugio (117 m.). Bonita vista hacia las montañas de Bidarrai, Itxaso, Sara y al fondo, Larrun y Aiako Harriak.

Deberemos continuar en la misma dirección pasando junto a algunas granjas y casas, con la vista puesta en la torre de la iglesia de Bastida. Una vez en la carretera, una placa amarilla nos indica un desvío a la derecha para continuar bajando por un camino herboso que nos llevará hasta unas casas y poco después en una profunda trinchera por donde discurre una pista de tierra. Poco después saldremos junto las escuelas, la iglesia y más abajo a la plaza.

 
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