PERFIL | Yolanda BARCINA
La ambición hecha política, en curva descendente
Nacimiento : 4 de abril de 1960. Lugar: Burgos. Profesión: Catedrática de Nutrición. Trayectoria en el partido: Se afilió a UPN tarde, después de alcanzar la Alcaldía de Iruñea. Tras entrar en la Ejecutiva, en 2009 se convirtió en presidenta de UPN como única candidata tras impulsarla el hasta entonces líder, Miguel Sanz. Trayectoria institucional: Comenzó como consejera de Medio Ambiente en el Gobierno navarro en 1996. Entre 1999 y 2011 fue alcaldesa de Iruñea. Es presidenta del Gobierno navarro desde 2011.
Ramón SOLA
Este artículo lo ilustra un gesto de Yolanda Barcina Angulo muy característico en sus mítines. Si hubiera perdido, habría sido más adecuada otra: la que la retrata bajando a toda mecha por el tobogán de Senda Viva de Arguedas, el más grande de Europa, para disfrute de los fotógrafos en una de sus performances más conocidas. La victoria de ayer no disimula esa sensación, si acaso la atenúa: Barcina ha evitado la caída libre, pero sigue bajando.
Solo la anécdota de tener la misma licenciatura (Farmacia) iguala las trayectorias vitales de Barcina y de Catalán. Al contrario que la del corellano, la historia de la burgalesa es la de una ambición enorme, irrefrenable. Y, por lo que se sabe hoy, no solo política sino también económica. Salió indemne del primer escándalo de su ático en Iruñea, hace ya unos años, pero no del actual de las dietas en la CAN. Roberto Jiménez, su exsocio del PSN, asegura que una de las frases habituales de Barcina era «quiero cobrar lo mismo que Sanz». Pero más ilustrativa aún fue la decisión de volver a la UPNA durante 19 días en junio de 2011, en el escaso intervalo en que ya no era alcaldesa de Iruñea y todavía no había sido nombrada presidente navarra. Cobró por no dar una sola clase.
Nadie intuía tal frenesí en aquella tímida consejera de Medio Ambiente. Hubiera pasado desapercibida si el viñetista más famoso de la prensa local no la hubiera popularizado de la mano del oso «Camille». El caso es que cayó en gracia, arrasó en Iruñea y fue cambiando de look a todos los niveles, sobre todo el político: se afilió tarde a UPN, pero subió como la espuma mientras coqueteaba con el PP. En años duros, jugó la baza de la intolerancia contra la izquierda abertzale y el movimiento popular de Iruñea. Todo ello encandiló a Sanz, que la puso en la cúspide. Ya en lo más alto y tras acumular tantos enemigos externos e internos, tantos expedientes turbios y tantas decisiones políticas infumables, la curva solo podía ser descendente.
La victoria de ayer, pírrica y condicionada por el temor de la militancia de UPN a cargarse el Gobierno, le da una segunda oportunidad, pero muy incierta. En minoría parlamentaria, con la mayoría social de uñas contra sus recortes y con medio UPN dándole la espalda, Barcina ha evitado el K.O., pero la cuenta atrás sigue sonando.