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Gaizka Uharte, Urtzi Ostolozaga Secretario de LAB en Sakana-Larraun, secretario de LAB-Ingurumena

La incineración quema la economía

Buscan asegurar su crecimiento económico con lo que realmente resulta rentable para la empresa, con la quema de la basura, otro chollo que les oferta la Administración después de años de bonanza de especulación urbanística y de grandes infraestructuras

La intención de Cementos Portland Valderrivas, del grupo FCC, de iniciar la incineración de residuos en la planta de Olazti nos parece un hecho de extrema gravedad. Su implementación sería insalubre e insostenible, por algo han maniobrado de la mano del Gobierno de Nafarroa desde el oscurantismo, evidenciando lo impopular de su resolución. Y ahora, nos venderán la moto de que con ello quieren crear puestos de trabajo, los mismos que implementan ERE tanto en Olazti como en Lemoa. Pues no nos lo creemos, la incineración daña la economía local, necesita muchos menos puestos de trabajo que el reciclaje y el compostaje, y además afecta a la actividad económica del entorno, al turismo, al primer sector... Para muestra, el presidente de la empresa ya ha adelantado que con la implantación de esta actividad no se aseguran los puestos.

Ya conocíamos esta realidad en otras cementeras transformadas en incineradoras. Pasa exactamente lo mismo en Olazti, donde hasta ahora la empresa no sabía cómo encubrir esta actividad, pero ahora que la empresa ha firmado un convenio de colaboración con el Gobierno de Nafarroa incumpliendo las normativas locales y, lo que es más importante, la voluntad popular y las decisiones de las corporaciones de la comarca quedan totalmente al descubierto. Buscan asegurar su crecimiento económico con lo que realmente resulta rentable para la empresa, con la quema de la basura, otro chollo que les oferta la Administración después de años de bonanza de especulación urbanística y de grandes infraestructuras. Siguen en la misma lógica de destrucción, contaminación y enfermedades a costa de mantener sus bolsillos bien llenos.

La gestión de residuos producidos está generando enormes problemas. Pero donde algunos vemos un problema otros tienen la capacidad de hacer negocio manejando a su antojo la Administración, que no tendrá ningún reparo a la hora de conceder todos los deseos que pidan los mafiosos de turno, cobrándonos luego las tasas públicas que hagan falta a la clase trabajadora.

Quemar los residuos no los hace desaparecer, únicamente los cambia de situación, y existen residuos que según la Administración -al servicio de los intereses privados y las propias empresas-, no son peligrosos. Pero no son peligrosos antes de que los metan en sus hornos, después ha quedado demostrado que sí. El proceso de quema de los residuos crea sustancias tóxicas tanto para el medio ambiente como para la salud de las y los ciudadanos donde se encuentra la incineradora, y qué decir de las y los trabajadores que trabajan en ella.

Así, las basuras, neumáticos, lodos, plásticos, etc. se transforman en residuos peligrosos (partículas tóxicas, metales pesados, dioxinas, furanos...), que se dispersarán en el aire de las zonas afectadas, se depositarán en sus suelos y aguas y se incorporarán al cemento como escorias y cenizas produciendo a su vez un cemento tóxico. Las incineradoras derrochan energía y recursos, impiden la reutilización de recursos y además obligan a utilizar nuevos recursos a la hora de producir nuevos productos; asimismo, obligan a consumir enormes cantidades de energía.

El sistema nos ha acostumbrado a usar y tirar, transformamos absolutamente todo en basura al momento, y nos tenemos que concienciar de que no se trata de basura, son materias primas reutilizables o reciclables en su caso. Así como lo están haciendo en cada vez muchos más municipios de todo el mundo. Está visto que existe otra opción a la incineración, estamos demostrando que es una alternativa realizable, y que es una apuesta por la salud y el medio ambiente. Nadie quiere una incineradora ni una cementera transformada en incineradora alrededor de nuestras viviendas; por lo tanto, debemos bajar nuestros hábitos de consumo, reutilizar y reciclar por este orden instalando el sistema más adecuado para ello e involucrando la participación de la ciudadanía, puesto que esa participación pondrá freno a la agresión al medio ambiente y a nuestra salud.

No podemos confiar en los dirigentes del Gobierno de Nafarroa, nunca velarán por nuestra salud ni por el medio ambiente. Por tanto, ha de ser la ciudadanía quien se eche a la calle para por medio de la movilización y la presión social hacerles insoportable esta imposición. Por ello, hacemos un llamamiento a los vecinos y vecinas de Sakana, de Nafarroa y de las comarcas afectadas a movilizarse y secundar las protestas convocadas en contra de la incineradora.

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