Plan de la Unión Europea
«Lo de Chipre tiene una definición, que es: robo a mano armada»
Economista nacido en 1945 y vinculado en la docencia con la Universidad Autónoma de Barcelona, colabora con organismos que abogan por la justicia en el mundo. Experto en relaciones Norte-Sur, Deuda y Desarme, ha regresado a Euskal Herria a impartir una conferencia bajo el título «El capitalismo no sirve» y le ha pillado aquí la explosión del «caso Chipre».
¿Qué valoración hace del proceso de rescate de Chipre?
Chipre es uno de los países de la zona más débil de euro junto a Grecia, Portugal, España, Italia, y esto tenía que saltar en algún momento. A Chipre le rescatan como a otros cuatro países antes, pero a ese rescate quieren que contribuyan todos los chipriotas vía comisiones con lo que esto solo tiene una definición que es "robo a mano armada", "latrocinio" por parte de la comunidad europea, que intenta rescatar a bancos y grandes empresas, cuyo comportamiento ha sido un verdadero desastre, cargándolo encima de los ciudadanos. Han esperado a que hubiera elecciones en Chipre, que saliera un gobierno de derechas y ahora se han tirado encima como ogros para recoger el dinero. Es de juzgado de guardia.
El caso chipriota ¿presenta alguna novedad? o ¿es un capítulo más de la crisis que envuelve a la Unión Europea?
Es un capítulo más de una gente que no tiene el más mínimo escrúpulo en enviar a la miseria a la mayor parte de la población europea, que pertenece a países débiles del Sur de Europa, porque está dispuestos a hacer lo que haga falta para preservar los intereses, no tanto de los países como de los bancos y de las grandes empresas, por medio de unos representantes indignos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que son instrumentos de países como Alemania, Holanda y otros.
Utilizan la deuda de Chipre como coartada para actuar de esta forma.
La deuda chipriota es relativamente pequeña. Por ejemplo, solo el gasto militar español de un año es casi el doble de la deuda de Chipre. El gasto militar es de 18.000 millones de euros y la deuda anda por los 10.000. Para Europea es una cantidad pequeña, pero para los ciudadanos de Chipre supone agrandar sus problemas. Encima, no es una país unido, sino que está dividido en dos partes, una depende de Grecia y la otra de Turquía, y lo que ha influido es la situación desastrosa de Grecia que termina arrastrando a Chipre.
La Unión Europea ¿tiene la solución al problema del déficit o está poniendo un parche tras otro?
La Unión Europea tendría la solución si fuera una institución democrática, si respondiera a los intereses de los ciudadanos, pero se ha demostrado que es una vergüenza democrática porque el Banco Central Europeo, que es el que dirige estos asuntos financieros, no está controlado por ningún partido y, menos aún, por ningún estado europeo.
¿Hay salida desde la propia UE?
Habría que reorganizarla por completo, analizar de nuevo cuál es la validez del euro en este momento, tras haberse mostrado claramente fracasado. La UE debería empezar a modificar sus actitudes, porque muchos países no pueden seguir así. A mi modo de ver, la respuesta más inmediata si quieren salvar algo sería disolver el euro en dos, uno que fuera para los países más fuertes –Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Finlandia...– y otro para países débiles que puedan devaluar la moneda y, a partir de ahí, podrían ir un poco mejor. Desde dentro poco más se puede hacer.
¿Esto quiere decir que no hay porqué descartar el euro?
Como moneda única para Europa no es válida, debe adaptarse a la necesidades, porque hay países fuertes, que tienen mayor competitividad, y otros más débiles, por lo que no pueden compartir un mismo euro. Hay quien se da cuenta de que este euro puede durar poco y por eso el año pasado en el Estado español hubo una notable huida de capitales hacia Luxemburgo y otros países, porque saben que llegará un momento en el que la moneda no será la misma. Por eso es mejor cortar la sangría cuanto antes.
¿Podríamos hacer una lectura positiva de la crisis si se confirma que sirve para abrir los ojos de los ciudadanos?
Está mal decirlo, pero creo que todavía falta una situación un poco peor para que la gente reaccione. Hoy en día, todavía hay mucha gente cubierta por la mal llamada economía sumergida y el colchón familiar sigue funcionando. Esto facilita que la gente se mantenga todavía en un silencio en el que no debería estar. Por descontado, cuando estos dos elementos desaparezcan, la gente protestará, pero lo ideal sería que lo hiciera ahora. La gente es miedosa y los medios de comunicación consiguen que la gente no salga de ese miedo.
Uno de los últimos miedos es que el actual sistema de pensiones no sirve y proponen cotizar más y durante más tiempo para recibir todavía menos.
Miremos en profundidad. En setiembre del año pasado el gremio de inspectores de Hacienda españoles hizo público un informe cifrando el fraude fiscal en 93.000 millones de euros al año. El importe total del pago de las pensiones es de 115.000 millones. Si hiciéramos que el fraude fiscal no existiera podríamos casi doblar las pensiones. Por lo tanto, no hay que romper el Estado de Bienestar sino que hay que hacer pagar a los defraudadores, fundamentalmente grandes bancos, grandes fortunas y grandes empresas.
¿Hay algún dato para el optimismo?
Soy optimista por naturaleza en cuanto a la capacidad de reacción de la gente se refiere. En el mundo hay recursos para todos y, si estuvieran bien distribuidos, podríamos vivir todos bien, pero hace falta que no se nos engañe, que la gente se organice, que pierda el miedo y que luche. Iñaki TELLERIA