
Martxelo D�az Periodista
Ni pensado por el mejor guionista
De qu� vais a escribir cuando se acabe el congreso de UPN, que os est� dando tanto juego?�. Es una pregunta que hemos escuchado en varias ocasiones en los �ltimos d�as. Parec�a que tras el c�nclave del Baluarte las aguas volver�an a su cauce y que el traslado del caso de la CAN a Madrid tambi�n contribuir�a a calmar el panorama. Pues no.
Yolanda Barcina proclamaba, antes del congreso, que nadie se alegrar�a m�s de su derrota que quienes desean un cambio para Nafarroa. �Los nacionalistas vascos�, dec�a ella. Podemos decir que ha vencido, pero no ha convencido.
El desarrollo del congreso de UPN parece haber sido dise�ado por su peor enemigo, alg�n �nacionalista�. Comenzando por el resultado, que muestra una divisi�n casi al 50% del partido, con posiciones que parecen irreconciliables y con un Alberto Catal�n incapaz de digerir la derrota ante las c�maras. Para rizar el rizo, el sistema inform�tico fall� y aparecieron m�s votos que votantes, con lo que la sombra de la sospecha del pucherazo comenzaba a ganar enteros. Solo faltaba que el sector perdedor presentara una queja porque no le convenc�a el recuento. Parec�a que se repet�a la escena que llev� a George Bush a la Casa Blanca tras un conteo en Florida que nunca acab� de aclararse. Al final se dijo que todo estaba bien, pero qued� la sombra de la sospecha. Como en el Baluarte.
Total, que Barcina venci�, pero con la mitad del partido en contra y con un recuento cuestionado por el sector perdedor. Tiene el control total de la Ejecutiva de UPN, pero es un �rgano que no refleja el sentir de la afiliaci�n. Sigue sufriendo la minor�a en el Parlamento, a pesar de que Alfredo P�rez Rubalcaba haya venido a Iru�ea a mostrar su apoyo a la �estabilidad de Navarra�. Los recortes que ha aplicado a diestro y siniestro, desde las cocinas hospitalarias hasta las aulas de las escuelas p�blicas, siguen provocando malestar en amplias capas de la sociedad navarra. Barcina ha logrado el apoyo de la mitad de su partido, pero su posici�n sigue siendo tan d�bil (o casi) como hace una semana.