CRÍTICA DFERIA
Personajes
Esta es una obra de personajes. El autor insiste en que es una obra de situación. Pero la situación se agota en sí misma; en cambio, los personajes, dos idiotas redomados, dos cretinos, trascienden a su estatismo, a su vigilancia de alguien que sabemos que es una mujer, pero poco más que las fantasías de esos dos imbéciles y de sus paranoias propias o de género. Dos personajes que no sabemos si son detectives privados, seguratas en misión especial o agentes de los cuerpos y fuerzas de la seguridad. Pero que son dos impresentables, machistas, delincuentes en ciernes, se encargan en demostrárnoslo en cada diálogo.
Y lo cierto es que no logré viajar más a allá de la descripción de estos dos personajes, de su situación escénicamente viciada. No me interesaba su servicio, no entré en la trama. Ni siquiera logré sentir que podía ser observado, ni que a alguien le interesaba mi vida privada. Ya sé que mi vida pública está grabada, que cuando salgo a la calle tengo cientos de cámaras obteniendo datos y constancias de mis rutinas, pero en la obra todo lo que logré es ver lo que sucedía fuera, a esos dos personajes que alcanzan notoriedad escénica porque están muy amados por dos actores, sueltos, trabajando muy a favor de carácter. Me quedo con los personajes. Quizás para decirles cuatro cosas o darles dos hostias bien dadas.