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Fallece en Suecia el pianista cubano Bebo Valdés

Noventa y cuatro años han podido con el brillante pianista cubano Bebo Valdés. Músico de largas y amplias manos con las que trasladó por buena parte del mundo el caliente sonido del jazz afrocubano. Valdés actuó junto a su hijo Chucho en Gasteiz en 2008.
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P. CABEZA| BILBO

Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, conocido como Bebo Valdés, falleció ayer en Suecia a los 94 años de edad, con esa longevidad que curte la piel de un buen número de músicos cubanos. Valdés actuó por primera vez en Euskal Herria en 2003 en la 38 edición del Jazzaldia. Volvería al festival dos años después para ofrecer un intenso concierto en la plaza de la Trinidad. De nuevo en julio, el Festival de Jazz de Gasteiz conseguía en 2008 que padre e hijo (Chucho) tocaran juntos en Mendizorrotza.

Bebo Valdés (Quivicán, Cuba 1918) comenzó a los siete años sus estudios de piano, que alternaba con intervenciones en agrupaciones escolares en las que cantaba y tocaba las maracas. Con la mayoría de edad se trasladó a La Habana para ingresar en el conservatorio, a la vez que se ganaba la vida pelando papas en un restaurante chino.

Entrada la década de los 40 debutó como pianista profesional con diversas orquestas, entre la que cabe destacar la del trompetista Julio Cueva, que trabajó para distintas cadenas radiofónicas. Por esa época empezó a coincidir con un amigo de la infancia que también iba a escribir páginas gloriosas de la música cubana: el compositor y contrabajista Israel López «Cachao», padre del mambo.

En 1948, tras un viaje a Haití,ingresó en el legendario Club Tropicana, donde permaneció hasta 1957 como pianista y arreglista residente en la orquesta de Armando Romeu.

Tras el exilio en 1960 a Suecia, Valdés vivió durante muchos años en el anonimato. Medio retirado, en el transcurso de una enfermedad, el médico le dijo que ya no volvería a tocar el piano, a lo que él contestó: «Unicamente muerto».

En el 94, con 76 años, regresó a la escena con notable éxito. Con «Lágrimas negras» (2004), grabado junto al cantaor Diego el Cigala, consiguió un notable éxito. Una relectura inolvidable de grandes clásicos de la música popular latina. Sin Bebo Valdés sería difícil explicar la génesis y evolución del jazz latino.

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