Joseba VIVANCO

 

Los dos capitanes rojiblancos, Carlos Gurpegi y Andoni Iraola, terminan contrato en junio de 2014. El lateral de Usurbil vuelve a ser otra temporada más el rojiblanco que más minutos disputa -lleva nueve más que De Marcos- y nadie duda que la cuerda todavía le dure para rato. El de Andosilla, lastrado por las lesiones -ha pasado nada menos que 11 veces por el quirófano-, y enfilando hacia los 33 años, no ha perdido un ápice en su ilusión por jugar a fútbol y entrenar cada día. Pero, haciendo gala de su generosa personalidad, el bravo jugador navarrro se sinceraba este fin de semana ante las cámaras de Canal Plus para asumir que «plantear ahora una renovación no tiene sentido, queda un año por delante. Si me renuevan, que sea porque en el campo puedo aportar cosas, no porque la gente me quiera ni por ser un jugador querido para la afición».

El jugador es consciente de esos percances que le impiden tener continuidad en el juego cada temporada, de ahí que asuma que «si sigo con las lesiones, quizá sea el momento de dejarlo, y si estoy bien, que decida el club».

Gurpegi se enfrentaba a las preguntas del programa ``Espacio reservado'', donde recordó que Ernesto Valverde «sacó mi mejor versión», o calificó de «maestro» a Marcelo Bielsa, de quien nunca olvidará la conversación que mantuvo con él tras su lesión en el Bernabeú en noviembre. «La charla que me dio te llega, porque me dijo que todo lo que había conseguido en mi carrera me lo había ganado y que estaba orgulloso de mí».

Carlos no esquivó los años duros de la sanción, reiterando su inocencia «hasta que me muera», y defendió que fue un cabeza de turco en la cruzada contra el médico Sabino Padilla. Regresó de aquel infierno, le costó volver a jugar con regularidad, pero no deja enemigos en el camino a pesar de confesar que pocos jugadores rivales le mostraron su apoyo en aquellos malos momentos, todo lo contrario que la afición rojiblanca.
Hoy aquello es pasado, y en su fuero interno sigue soñando con «levantar un título para el Athletic», ilusión muy lejana en unos momentos en que el equipo pelea por alejarse del fantasma del descenso. A este respecto, Gurpegi niega que exista «miedo» entre los leone, aunque sí «responsabilidad», porque «nadie quiere salir en la foto de la plantilla que ese año descendió».

Para el capitán rojiblanco, en situaciones como estas -que tampoco han sido, ni serán, ajenas a la historia del club- «los jugadores tenemos que ser conscientes de en qué equipo estamos».

Desde luego, lo que sí dijo tener claro -al ser interpelado sobre la marcha de jugadores bandera del equipo- es que «mi destino era ser jugador del Athletic y terminar como jugador del Athletic». Cuando lo haga, por sus palabras, se podría apostar a que entrenará en el fútbol base de Lezama: «Me gustan mucho los niños, verlos jugar, y no descarto ser entrenador, de momento, de críos». Al tiempo.