ANDINISMO Punto rojo
Un trío belga impregna Patagonia de dura escalada en libre
Merlin Didier, Stéphane Hanssens y Sean Villanueva abren una nueva línea en el Cerro Catedral y liberan la vía «Italiana» al Cerro Cota 2000; ambas escaladas de hasta 7c+. Hanssens y Villanueva también se recrean en el Fitz Roy: «Persiguiendo el avión» (7b+/c).
Andoni ARABAOLAZA
Termina la temporada en las paredes de la Patagonia argentina y chilena, y finaliza, además, con un gran sabor de boca. Sin lugar a dudas, esta recién finalizada temporada destaca por ser existosa tanto por el gran número de ascensiones a los diferentes cerros como por las sobresalientes aportaciones que se han traducido en impresionantes aperturas y escaladas. Ya os hemos traido a estas páginas algunas de las actividades más referenciales, y en las próximas intentaremos informaros de más, ya que, como decíamos, la cosecha patagónica ha sido espectacular.
En esta ocasión, los protagonistas son tres alpinistas belgas: Merlin Didier, Stéphane Hanssens y Sean Villanueva. La razón es más que obvia: tres primeras en dura escalada libre. Liberaciones impresionantes o futuristas, de ese modo han llegado a catalogar las escaladas firmadas por el trío. Y razón para ello hay de sobra.
Su primera incursión era el Valle Francés, en el Parque Nacional Torres del Paine (Chile). En ocho días de escalada abrían en la cara este del Cerro Catedral un nuevo itinerario de un kilómetro de altura. En estilo cápsula empiezan por seis largos de «La escoba de dios», y siguen por otra ruta ya intentada en libre hace 3 años. Una vía calificada de «increíble» a través de secciones de diedros y fisuras. Todo ello en libre, con dos largos de 7c+, otro de 7c y hasta cinco de 7b.
Sin apenas descanso, se trasladan a la vecina cara este del Cerro Cota 2000. Con muy mal tiempo y en seis días liberan la vía «Italiana» de 500 metros. Proponen 7c+ para el largo más duro, y estiman la mayor parte de la escalada entre 6c y 7a. Además, limpiaron la vía de cuerdas fijas.
Y como broche de oro de su estancia en Patagonia, Hanssens y Villanueva abren en la cara norte del Fitz Roy «Persiguiendo el avión». 1.800 metros de recorrido, 900 de ellos nuevos y dificultades de hasta 7b+/c. Y todo ello en un rápido ataque de 46 horas ida y vuelta non-stop. Todo en libre y encadenado a vista excepto un largo.
Este es el resumen del legado de los belgas en las tapias de Patagonia. A continuación os dejamos con el relato que realiza Villanueva de su estancia y experencia vivida en las tres sobresalientes actividades.
Todo en libre
«Llegué a Piedra Parada a principios de noviembre para participar en una edición del Petzl Roc Trip. Escalé mucho y fue una bonita experiencia que compartí con grandes escaladores como Verhoeven, Clouet, Andrada... Luego fui a El Chaltén y junto a mi colega Stéphane Hannsens subí la mítica vía de los «Ragni» del Cerro Torre. Para ambos fue especial, ya que apenas teníamos experiencia en escalada en hielo y mixto. Fue algo increíble escalar por túneles de hielo y extrañas formaciones de hongos.
A los días se unió nuestro colega Didier Merlin. Y nos fuimos a las Torres del Paine. Estuvimos un mes (del 14 de enero al 12 de febrero) en el Valle Francés viviendo en una cueva. Estábamos completamente solos y aislados del mundo. Sin ningún tipo de comunicación, intentábamos hacer nuestras propias predicciones del tiempo. En gran parte jugamos con nuestro instinto.
Fuimos capaces de firmar dos líneas de gran calidad. ¡Fue mágico! En la este del Cerro Catedral abrimos «Los fabulosos dos» (1.000 m, 7c+). Todo en libre. Es una variante de «La escoba de dios» cuyos aperturistas no pudieron finalizarla por el mal tiempo. Nosotros gozamos de un tiempo excepcional.
Luego escalamos en libre la cara este del Cerro Cota 2000 (500 m, 7c+), una gran pared a la izquierda del Cerro Catedral. Nuestra intención era hacer una nueva línea, pero la idea se desbarató al encontrarnos con pitones y parabolts. En definitiva, liberamos la «Italiana» de 1993. Una semana de escalada, pero, en esta ocasión, con mal tiempo. A pesar de los contratiempos, hicimos cima. Sufrimos el mal tiempo y los fuertes vientos, pero nos quedamos muy a gusto con la actividad. Patagonia todavía existe.
Del macizo del Paine volvimos a El Chaltén. Nos faltaban tres días para pillar el avión de vuelta a casa. De repente se nos presentó una ventana de buen tiempo. Stéphane y yo decidimos ir al Fitz Roy y probar una apertura en libre. Abrimos un nuevo itinerario en 46 horas non-stop.
Nosotros realmente ya no teníamos ningún plan. No teníamos ni idea de las condiciones de la roca y de la nieve. Pero el buen tiempo nos inspiró y nos decantamos por atacar el pilar. Se trata de una larguísima linea que empieza justo al lado del pilar noreste. La sección inicial es bastante fácil (5 hasta 6b+), y, por lo tanto, íbamos a muy buen ritmo. Hasta que luego pillas lo más vertical del pilar con dificultades de hasta 7b+/c y la escalada se ralentiza.
Ya habíamos escalado 900 metros de terreno virgen. Llegamos así a la repisa vivac donde nos unimos a la sección Gran Hotel. Aquí tuvimos que aclarar las opciones que nos habíamos planteado.
Por delante todavía teníamos otros 900 metros. Pensamos probar por la «Tehuelche», pero estaba bastante mojada, y de esa forma nos desviamos y entramos por «El Flaco con Domingo» con la esperanza de que pudiéramos movernos con la suficiente rapidez como para hacer cimar al amanecer. La escalada fue increíble. La noche pasó muy rápida, y al salir el sol todavía nos quedaba mucho por recorrer. En la cresta nos unimos a la «Afanasieff», donde había muchas cordadas. Corrimos mucho, pasábamos a dichas cordadas pidiéndoles disculpas por nuestra prepotencia y grosería. Pero teníamos que coger el avión. Eso sí, fueron muy amables. Con solo dos cuerdas hicimos un montón de rápeles desde el pilar Casarotto. Fueron 46 horas sin parar para una espectacular línea. Con tan solo una hora de sueño, empezamos a correr hasta El Chaltén. Tomamos un autobús. No podíamos perder nuestro avión. Por razones obvias hemos llamado a la vía «Persiguiendo el avión». ¡Menuda manera de terminar una expedición!».
Merlin Didier, Stéphane Hanssens y Sean Villanueva abren una nueva línea en la cara este con una graduación de 7c+.
El trío belga libera la vía «Italiana» de la cara este del cerro proponiendo como máxima dificultad 7c+.
Hanssens y Villanueva ponen la guinda a su visita con la apertura de 1.800 metros en la cara norte: «Persiguiendo el avión» (7b+/c).