La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, animó ayer a los ciudadanos a seguir luchando por conseguir la igualdad como homenaje a las víctimas de la dictadura militar. Ayer se cumplieron 37 años del golpe de Estado.

«Seguir luchando por más igualdad, por los que menos tienen, para estar siempre junto a ellos. Ese es el mandato de los 30.000 desaparecidos», dijo a través de su cuenta en la red social Twitter. «Es un aniversario que no quisiéramos tener los argentinos, pero que tenemos la obligación de recordar», incidió.

En este punto rememoró las palabras que su difunto marido y expresidente Néstor Kirchner pronunció el 24 de marzo de 2004: «No es rencor ni odio lo que nos guía, es justicia y lucha contra la impunidad».

«Cuando se atenta contra la democracia, se atenta contra la forma de vida en que queremos vivir todos los argentinos. Entendamos que esta es una fecha de la democracia, que tanto costó recuperar y debemos asegurar: lo que pasó no fue por casualidad», añadió.

En un acto celebrado el viernes en el ex centro clandestino de detención Mansión Seré, donde inauguró un centro de investigación para la historia reciente, Fernández aseguró que «el mejor homenaje que se les puede hacer a todos aquellos que no están, o a los que están y sufrieron, es seguir logrando una Argentina con mayor inclusión social, mayor trabajo, fábricas abiertas, y ciencia y tecnología». Remarcó que «el miedo al conocimiento» fue lo que impulsó a los militares a entrar «a bastonazos» a una facultad ese 24 de marzo de 1976.

«Por eso, quiero conmemorar la memoria a partir del conocimiento. Por eso, es casi una obsesión que tengo lograr que vuelvan aquellos cerebros que se fugaron del país», afirmó.

Por su parte, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, destacó la numerosa adhesión ciudadana a la consigna de «no olvidar», en especial de los jóvenes, quienes, a su manera, «muestran su presencia». «Ellos como nosotros, no aceptan los consejos de `ya pasó', `hay que dejarlo atrás', `mirar al futuro'. Estos malvados cantos de sirena ya no confunden a nadie», subrayó.

«En Abuelas vivimos el ejemplo de nuestros nietos restituidos, hoy adultos, que fueron bebes recién nacidos en los siniestros lugares de secuestro de sus madres, arrancados de sus brazos con muy corta vida, y han tomado nuestra bandera y enarbolan las palabras verdad, justicia, memoria». «Son nuestro presente y relevo para lo mucho que falta por lograr: saber dónde están los 30.000 desaparecidos y los 400 nietos que no conocemos», destacó.