The Guardian | Editorial 2013/3/24 (Traducción: GARA)
Chipre y el euro: la isla de la crisis
En el verano de 1783, una erupción en el borde de Europa provocó el caos por todo el continente. En Islandia, lava y gases tóxicos del volcán Laki devastaron la agricultura, mataron el ganado y causaron una hambruna. Pero a medida que el polvo y las partículas de azufre se desplazaron hacia el hemisferio norte, las consecuencias se sintieron desde Noruega a Egipto. En Gran Bretaña, el naturalista Gilbert White informó: «El calor era tan intenso que la carne de carnicería apenas se podía comer un día después de que el animal fuera sacrificado». Años después de que su bruma había pasado, los efectos de Laki todavía se sentían: como el historiador Greg Neale ha escrito en este diario, la explosión del volcán ayudó a hacer que la pobreza alimentaria fuese un factor clave en la Revolución Francesa de 1789.
(...) El mundo se ha paralizado de nuevo por un desastre en una isla en la periferia de Europa. Esta catástrofe se encuentra en Chipre y en lugar de ser natural es muy artificial. Pero como para demostrar que la historia realmente rima, uno de los dos principales bancos en el corazón de esta crisis se llama Laiki. Y las resonancias no se detienen ahí. (...).
(...) La introducción de controles de capital puede ser una precaución esencial para Nicosia, pero seguramente será visto por los inversores internacionales como un precedente mortal en un bloque económico, uno de cuyos objetivos principales es la libre circulación de capitales. Hay una clara implicación aquí de euro-hipocresía. Los políticos y burócratas europeos que ahora desaprueban el sector bancario desmesurado de Chipre estaban animándolo a entrar al euro hace apenas cinco años. Si la Troika se sale con la suya, el desastre Laiki pronto se acercará a su fin. Pero al igual que el volcán del mismo nombre, su vida media seguramente será mucho más larga.