Mikel INSAUSTI

En el mundo de la animación el fuego lo tenía hasta ahora Pixar, pero el resto de estudios también han evolucionado y están aprendiendo a hacerlo, para salir definitivamente de las sombras. La metáfora de «Los Croods» sobre la evolución de la humanidad se puede aplicar a la competencia por arrebatar al gigante Disney su primacía, y en eso DreamWorks Animation es de las compañías que más y mejor se está aplicando. Su nueva propuesta es una confirmación de las buenas sensaciones dejadas por «Cómo entrenar a tu dragón», y no es ninguna casualidad que en ambos proyectos haya participado el realizador y guionista Chris Sanders.

«Los Croods» de DreamsWorks son la antítesis de «Los Picapiedra» de Hanna-Barbera, al partir de un planteamiento opuesto. Las aventuras de Pedro Picapiedra basaban su humor en los anacronismos que trasladaban el progreso contemporáneo a la prehistoria, mientras que la odisea de Grug Crood es una parodia de películas, pretendidamente más serias, como «En busca del fuego». Al parecer el toque paródico procede de John Cleese, pues el ex-Monty Python fue el padre de la idea, cuando esta pertenecía a la compañía inglesa Aardman.

El argumento sigue siendo muy disfrutable, tanto para menores como para mayores. De la primera parte, que tiene un enfoque realista, se pasa a una segunda de corte fantástico, inspirada en «Avatar», y que viene a ser el descubrimiento de la Antártida (el continente perdido).

Particularmente, me gusta más la inicial, que se abre con unos títulos de crédito, cuyos dibujos sobre las paredes de la cueva recrean el arte rupestre. Esas pinturas de simbolismo tan elemental ayudan a entender el periodo arcáico en el que vive la familia Crood, la cual responde a un divertido diseño de personajes, completado en la versión original con la voz de Nicolas Cage para la figura paterna. Hay que ver las caras que pone el Neanderthal cada vez que le sacan de su ignorancia, debido a que para este ser primitivo la noción de futuro no existe, y cualquier realidad situada fuera de los límites de la caverna representa un peligro.