Ekain Zubizarreta y Beñat Unzueta son dos jóvenes de Arrasate, compañeros de clase, que a mediados de los noventa deciden tomar unas clases de guitarra. Desde otro lado, Beñat, Aitor Lopez y Arkaitz Biain son amigos de cuadrilla. En el verano de 1997, en el Gazte Txoko del barrio Musokola, las conversaciones, las posibilidades, concluyen en un sí: y nace Anger. En un principio Aitor y Arkaitz van a conjugar sus voces, pero Aitor, sin tener batería ni idea de tocarla, termina sentado en la tarima.

Los padres de Beñat ceden un garaje para que «los chicos» armen su bulla y decidan si este es su camino, o uno de ellos. Una guitarra (sin distorsión) y un micro enchufados al amplificador de Beñat, Aitor a la batería (una nevera portátil tipo cámping o playa), y Ekain a la otra guitarra fueron cartas suficientes para componer las primeras canciones.

Tras los primeros ensayos y viendo que persisten, tienen que buscar un bajista. Mueven pieza, Ekain pasa al bajo y entra Aitor Pavón a la guitarra, también de la cuadrilla. Tras un año sin perder la ilusión y mejorando la calidad de algunos instrumentos, Pavón deja la banda para tomar parte en otras aventuras musicales. Su lugar lo toma Alberto, que ensaya en un garaje contiguo. Tras las dos primeras maquetas, «Zuhaitz lehorra ereiten», (2000), y «Jarraitzen digun itzala» (2002), publicada dentro de GazteMusika, campaña de apoyo a bandas locales de GARA.

Alberto parte en 2003 hacia Barcelona para estudiar sonido. Esta vez el grupo no busca sustituto, se queda como cuarteto y cambia de local de ensayo. Del garaje se traslada a unos locales cedidos por el Ayuntamiento encima del Gaztetxe de Arrasate. En 2004 graba «Biluztu». En 2007 Aitor deja el grupo para tocar en Impure, de tendencia metálica extrema, tal y como le pide su inquietud. En su lugar entra Iban Morales, un músico que ha seguido al grupo y a la inversa, pues también tiene experiencia (Spank, Lau, Analbag). La formación se mantiene estable hasta el presente, grabando «Sedukzioak» (2009) e «Hirugarren azala» (2012), el disco con el que celebran su quince cumpleaños y con el que la formación girará a lo largo del presente año. Como complemento a estas líneas biográficas cabe señalar que Beñat fue bajista en el primer disco y gira de Governors, y también del grupo Ozen, que más adelante dejaría para centrarse en Anger. Unido al grupo también se encuentra Haritz, en labores internas. Arkaitz también colabora con voces en el último disco de Gose, de colegas a colegas.

«Biluztu» es el álbum de inflexión en la carrera de Anger, la apuesta que decide una carrera longeva, el ostracismo o la ruptura. «Seduzkzioaz» es el disco que le cuenta a su público y a los seguidores del rock alternativo mezclado con postjarkore, a veces emotivo, que Anger es una banda sólida, con intención y discurso bien estructurado. «Hirugarren azala» confirma hechos y supera su pasado. El cuarteto disfruta con las sonoridades, las atmósferas («Pentotal sodikoa») y con las canciones de fortuna melódica escritas para que el oyente se pegue a ellas como un insecto a la lengua del camaleón; «Enfant terribleak», un claro single, suena machacado por la base rítmica, saturado por las guitarras, pero con una melodía infalible. La amplia visión musical de la banda se refleja de nuevo en «Paramount jendea», donde juegan con trazas amables y ataques pétreos; Beñat disfruta jugando con el mástil, retando a cada traste, pedal o pulsación. «Zer gertatzen da ezer gertatzen ez denean?» ataca con el corazón agitado, sin pausa. «Apokalipsiaren kabaretean zuzenean» (el clip) remite al riesgo rítmico y melódico del grupo. «Kristalezko xuxurla xaloa» traza otra marca en su airado postjarkore. Arkaitz se atreve con un llamativo falsete; el corte es una enorme sierra. Y en el país de los contrastes se queda «Diva» o «Ikatzeko arimak», la vigorosa canción con la que abren álbum y que viene a ser uno de los títulos más luminosos. No es sencillo el puesto de Anger en la escena por la atomización de estilos, peña y programadores, pero con ellos cualquier concierto o festival garantiza un nombre sólido, de sonido contundente y con clase.

¿Imaginaban llegar a este nivel de composición y conjunción?

«Sedukzioaz» ya fue un salto importante en cuanto a los aspectos que mencionas. Fue el primer disco con Iban a la batería, el primero que grabamos en Portugal Txiki, primer disco dentro de MusikHerria... Y en este tercero creemos que profundizamos en todo ello. Tenemos más experiencia a la hora de componer y grabar, el grupo está totalmente consolidado, y hemos tenido más tiempo para probar cosas diferentes en el estudio (voces, sintes, diferentes pistas con efectos de guitarra...). A decir verdad, nunca te planteas a qué puedes llegar, mientras vas en el tren no te das cuenta o no sabes dónde estás, pero al llegar a la estación e ir hacia la siguiente ya sabes dónde estás o, cuando menos, dónde has estado y, más o menos, a dónde te gustaría ir. Es verdad que de disco a disco hemos intentado mejorar en todos esos aspectos, pero sobre todo en el resultado de cada canción y el conjunto de ellas como disco, y puede ser que en este disco hayamos llegado a un nivel de composición de cierta madurez.

¿Definirse es lo más complejo?

No somos militantes concienzudos de un estilo o tendencia musical, aunque sí es verdad que desde nuestro inicio como grupo, hay una base orientada hacia el hardcore o el metal. En los últimos dos discos ha habido cierta tendencia hacia el post hardcore, en cuanto a ritmos, acordes o ciertas intensidades se refiere. Generalmente en nuestras canciones se puede decir que hay un equilibrio entre guitarras cañeras y otras más estilizadas, una base rítmica potente, con detalles y cambios de intensidad, y diferentes registros de voces, que sirven como manos para el bisturí que constantemente utilizamos (en nuestras letras) para hacer nuestra biopsia particular de la sociedad en la que vivimos.

¿Se fijan más en la canción o en el estilo?

Nos fijamos más en si funciona la canción, si nos llena, si nos emociona, o si disfrutamos con sus intensidades, en lugar de que corresponda a ciertos parámetros presuntamente establecidos. En cuanto a estilo no somos muy ortodoxos, pero le damos vueltas a las estructuras, arreglos, recursos... intentado probar o aportar cosas diferentes, ingredientes de diversos estilos, ya que a partir de nuestra base hay cabida para prácticamente todo..

«Paramount jendea» es un tema muy completo y repleto de sensaciones diferentes.

Es una canción especial. Necesitó de tiempo para su maduración, y ha quedado muy completa. Combina diferentes partes, ritmos pesados, melodía, experimentación, efectos... Tanto musical como líricamente es una de las canciones que resume lo que se puede encontrar en este disco. Dentro del grupo la llamamos «The Police», ya que la estrofa principal tiene un juego entre la base rítmica y la guitarra haciendo una especie de reggae (eso sí, a nuestro estilo) y en la progresión final la línea del bajo y la batería, también nos recuerda al grupo inglés. Líricamente se centra en nuestras vidas «espe(cta)culadas», la sociedad de la imagen y el espectáculo en la que vivimos, y la amable dominación a la que estamos sometidos feliz y libremente. Es más o menos el resumen de la temática del disco.

Lo que parece claro es que se ha aprendido mucho sobre estructurar las composiciones.

Supongo que los años no pasan en vano, y de todo lo que se escucha, se ve, se lee y se habla, como grupo y como persona se aprende y se interioriza. Hemos escuchado y disfrutado de mucha y diferente música, y nos hemos ido conociéndonos a nosotros mismo también como persona y grupo, con nuestras limitaciones, fortalezas y posibilidades. No somos los chavales de 15 años que piensan que hacer una canción cañera es meter cientos de bombos, gritos y distorsión a muerte en tres minutos. Una canción solo a piano y voz puede ser igual o más intensa y brutal.