Iñaki LEKUONA | Periodista
Pantalones, huchas y buzones
Con Chirac se acabó el gaullismo y los pantalones de tiro alto, según ha sentenciado un columnista de «Le Monde,» pero se ha impuesto el neoliberalismo y los calzones de hucha, esos que cuando uno se inclina acaba enseñando el buzón de correos. De la poca ética y la poca estética, se profundiza en la antiética y la antiestética.
Esta moda afecta a todo el mundo que se dice civilizado, desde París hasta Washington, pasando por el Parlamento de Gasteiz, donde el lehendakari López hizo hace bien poco demostración empírica de este fenómeno dejándose fotografiar mientras intentaba en vano descargarse un juego infantil en su iPad. No es de extrañar en un tipo que se jactó de hacer peyas de euskara, sin comprender que esas clases a las que no iba se las pagaban todos los ciudadanos.
Ahora que la socialdemocracia española está en crisis, con un Rubalcaba que se tapa la cara para ocultarse de las encuestas que le dejan en canzonzillos, se comenta que Patxi López aspira al liderazgo del PSOE. Si al final el trueque se produce, se finiquitará el felipismo de cintura en el ombligo, pero se impondrá el peyismo de tiro bajo, el de bajarse el pantalón, el de la irresponsabilidad pueril, el de la política como modo de vida. La brecha española de esta tendencia la terminó de abrir Aznar, y por ella se adentró él mismo, Bárcenas y otros muchos que acudieron a la boda de su hija con los trajes bien planchados. El franquismo había acabado, pero nacía el neocaudillismo liderado por mediocres que siguen presumiendo de llevarlos bien puestos, aunque sean de tiro bajo de esos que enseñan la ranura para los sobres, aunque sea a costa de romper la hucha de todos.