En honor a la verdad, a nadie le extraña que pesara el desplazamiento desde Moscú hasta Málaga, con el añadido de la celebración de la importante victoria ante el Khimki. Por ende, se puede calificar como esperable la derrota frente al Unicaja... aunque no tan clara.

La gran entrada de San Emeterio y Causeur, liderando un 0-10 de inicio, hacía presagiar otro gran partido de los de Tabak, pero no fue así. Los dos aleros siguieron rindiendo a gran nivel, pero, salvo Milko Bjelica, no tuvieron más ayuda. Por contra, Sergi Vidal y Luka Zoric entraron en acción para voltear el marcador y abrir brecha con facilidad ante la escasa intensidad defensiva gasteiztarra.

Los de Jasmin Repesa tiraban mejor que los de Tabak -el tiro libre, con un horrendo 9 de 20, fue un lastre- y dominaban el rebote, llegando al descanso con un 51-36 favorable. El Baskonia, de la mano de su dúo de aleros, volvió a meterse en el partido merced a un parcial de 0-11.

Pero entonces fue el turno de Andy Panko. El jugador de Harrisbourg se hizo con el mando del partido, dominando a placer a un Nemanja Bjelica otra vez indolente. Mientras, Nocioni llevaba a cabo su peor partido en Gasteiz, superado y sin acierto, de forma que Unicaja mantenía su ventaja, llegando 72-59 al inicio del período final. Caja Laboral Baskonia se estrellaba ante sus propios errores y los aciertos de su rival.

Con el cansancio arrastrado del choque ante el Khimki y la mente puesta en el encuentro del jueves ante Siena, el partido acabó con una paliza en toda regla. Naturalmente, a nadie le gusta perder. Lo malo es que a nadie le sorprende.