La Real cerró con un empate que se quedó corto para los méritos realizados en el segundo tiempo una vuelta casi perfecta desde la penúltima derrota contra el Espanyol en Anoeta. Son 38 puntos en 19 partidos, la famosa media inglesa que solo superan Barcelona y Real Madrid y que le mantiene en la cuarta posición a nueve jornadas del final y con al menos cinco puntos de colchón sobre el octavo puesto.

El punto logrado en Cornellá tiene un mérito mayor porque se logró con una alineación inicial en la que estaban diez jugadores formados en la cantera de Zubieta y De la Bella. Los once, como Ifrán y Pardo, que salieron en la segunda parte, estaban en la Real cuando jugaba en Segunda y el partido refleja la progresión ascendente que el equipo y, todo el club, lleva desde que se apostó por la senda adecuada.

La plantilla demostró su capacidad para hacer olvidar las bajas de las incorporaciones foráneas más importantes. Pero sobre todo se confirmó la calidad, la confianza y el poder de reacción que trasmite un equipo que fue capaz de empatar por dos veces un marcador adverso y de corregir los errores de un mal primer tiempo.

No es fácil jugar contra el Espanyol de Javier Aguirre, que apuesta por la solidez defensiva con los seis jugadores más retrasados que no pierden nunca su posición y que se limita a atacar con sus cuatro hombres más adelantados, pero que a la vez ellos sí trabajan en defensa.

Es este tipo de equipos los que se le atragantan a la Real, los que regalan el balón y se centran en cerrar líneas de pases y en no conceder espacios. Antes del 1-0 el Espanyol ya estaba en su campo mientras la Real se pasaba el balón como si estuviera en un simple ejercicio de posesión que duró 45 minutos.

La Real no tenía profundidad, movilidad ni velocidad en su juego ofensivo y fue capaz de reaccionar en el segundo tiempo para romper la defensa espanyolista, empatar el partido y tener ocasiones suficientes para ganar a un Espanyol que dio el punto por bueno ante la superioridad de Zubieta.

Pena de primer tiempo

La pena fue que la gran segunda parte de la Real no tuvo premio porque en la primera le faltó profundidad en ataque y el rigor defensivo necesario en las jugadas de los dos goles, en las que los cuatro jugadores ofensivos del Espanyol superaron con claridad a sus pares. Verdú no tenía oposición cuando es un jugador de gran calidad y dio el pase a Simao que aprovechó el mal hábito de Carlos Martínez de recular sistemáticamente sin defender a su extremo. Se puede hacer eso desde el centro del campo hasta el área a la espera de una ayuda, pero no se puede permitir entrar a un rival al área para que pueda centrar sin oposición. Y luego Sergio García ganó la posición a los centrales y remató en el área pequeña.

El delantero espanyolista volvió a ganar la partida a Mikel González en el segundo gol, en el que contó con la colaboración de Verdú para realizar una pared y centrar sin que De la Bella pudiera evitar el remate de Stuani. Fueron las dos únicas jugadas espanyolistas con peligro y acabaron en gol. Lo mismo hizo la Real, que logró empatar en una genialidad de Zurutuza al rematar a la primera un despeje de Kiko Casilla al centro tras un centro de Illarramendi. Fueron tres ocasiones y tres goles. En el resto del primer tiempo la Real tuvo el balón sin claridad y el Espanyol ni sufrió ni atacó.

Otra Real

Esa dinámica cómoda para el equipo local en ventaja cambió en el segundo tiempo, cuando la Real empezó a sustituir los pases horizontales por los verticales. Ya antes del cambio ofensivo de Ifrán por Markel, los de Montanier tuvieron dos claras opciones de Agirretxe, que causó muchos problemas a los centrales del Espanyol, y una de Griezmann

Pero cuando Xabi Prieto pasó al centro y empezó a entrar en juego la Real volvió a carburar como lo ha hecho en las últimas jornadas, aunque necesitó de un golpe de fortuna para que el balón que Griezmann quería dejar a Agirretxe tras recibir un gran pase de Rubén Pardo golpeara en Javi López y entrara.

Montanier no quiso agotar el tercer cambio con la entrada de un jugador defensivo porque veía clara la posibilidad de victoria y fue Javier Aguirre el que retiró a su artista del centro del campo, Verdú, para dar entrada a Baena para amarrar el punto.

La victoria realista debió llegar en un balón que Griezmann, que se movió muy bien en la segunda tiempo, recibió en posición correcta en clara situación de gol y fue anulada equivocadamente. Pero el punto permite seguir cuartos a la espera del duelo directo con el Málaga.