Sean de la entidad que sean, las televisiones necesitan contenidos y los deben producir o comprar y, además de los formatos clásicos, se deben inventar nuevas fórmulas de entretenimiento haciendo televisión de cualquier cosa que se pueda uno imaginar. Si vemos como en la TDT alcanzan unas audiencias suficientes sendos programas cuya gracia es ver cómo subastan lo guardado en algunos trasteros y después lo que hacen los subasteros con lo que se encuentran al abrir el lote, estamos ante una realidad: se puede hacer un formato novedoso o aparentemente diferente, con cualquier idea o media idea. Solamente es necesario saber estructurar buenos guiones, los conductores apropiados, encontrar el material visual y la producción justa.

Se recuerda que en la TDT tenemos también un programa dedicado a una casa de empeños y otros a mostrarnos como actúan los que se encargan de embargar los coches de los que no han cumplido con sus letras. En el plano de la estadística está subiendo de una manera bastante constante «El jefe», que es una de esas cosas que solamente se les puede ocurrir a los norteamericanos de las barras y estrellas y que consagran la relación paternalista, cuando no feudal, entre empresario y trabajadores.

El mecanismo es ridículo: un alto directivo, dueño o heredero de empresas de mucha entidad y movimiento de dinero y personal, se hace pasar por nuevo trabajador y va a diversos lugares de su cadena de producción o sus establecimientos de venta como recién contratado y de incógnito. Hace ver que va conociendo su negocio desde abajo. Ve algunos leves fallos, pero siempre encuentra trabajadores maravillosos, entregados, y al final, irremediablemente en cada entrega, los cita en una de esas convenciones que alaban al jefe y a la empresa y el jefe hace mención de sus trabajadores ejemplares y le da una beca a alguno para que siga estudiando o para que consiga su vástago alguna ilusión. Es una memez muy grande. En muchos momentos es increíble la narración, con inmensas lagunas, como el de un equipo de carreras de coches del circuito americano, pero crece la audiencia. Será por algún supuesto efecto placebo y ser tan marcadamente anti-sindicalista.