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Bigas Luna: el hedonista culto que retrató a la península más carnosa

De la cinematografía de Bigas Luna destaca su visión caricaturesca, el uso del trazo grueso y su retrato del casticismo ibérico en títulos como «Jamón Jamón», «Huevos de oro» o «La Juani». Esta hombre culto y de divertida conversación fallecía ayer a los 67 años de un cáncer.

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A.E. | DONOSTIA

Artista multidisciplinario, con una extensa carrera cinematográfica reconocida internacionalmente, aunque las críticas a sus últimos trabajos no siempre le acompañaran, Juan José Bigas Luna (Barcelona, 1946) falleció ayer en su casa en la Riera de Gaià acompañado de su mujer y sus hijas, según informó un portavoz de la familia. Por expreso deseo del cineasta, «no se va a celebrar ningún tipo de funeral ni de acto público de homenaje». Vivía en Virgili (Tarragona), donde había creado junto a su mujer una empresa de productos ecológicos y será incinerado allí.

La carrera de este hombre, a quien ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, definió como «gran embajador» de la cultura catalana en el mundo, empezó con el videoarte y el diseño. En 1969 creó, con Carles Ricart, el Estudio Gris. Sus primeras exposiciones, a principios de los setenta, evidenciaban la preocupación por el arte conceptual y los nuevos medios audiovisuales. El cineasta barcelonés cada vez se acercaba más al cine y, finalmente, realizó sus primeros largometrajes: «Tatuaje» (1976) y «Bilbao» (1977), exhibida en Cannes.

Ambas películas retratan historias de los bajos fondos barceloneses en la mejor tradición del cine criminal catalán. Los personales códigos estéticos de Bigas Luna, fascinado por la manipulación de las imágenes y las simbologías de la sexualidad, ya apuntan a un trasvase de referentes pictóricos al cine. Rasgos que se agudizan en «Caniche» (1978), un homenaje directo a Dalí.

La década de los ochenta arrancó para Bigas Lunas con el rodaje de «Reborn» (1981), con Dennis Hopper. Después de la experiencia americana, y de vuelta a Barcelona, vendrían dos nuevas películas: «Lola» (1985) y «Anguish» (1986) que no funcionaron y Bigas se alejó del cine para dedicarse a la pintura. Este periodo de descanso se acabó con el estreno de «Las edades de Lulú» (1990). Entonces llegó la etapa de consolidación, con la producción de la «Trilogía Ibérica», constituida por «Jamón, Jamón» (1992), ganadora del León de Plata del Festival de Cine de Venecia; «Huevos de Oro» (1993), premio del Jurado del Zinemaldia; y «La teta y la luna» (1994), Osella de Oro en el Festival de Venecia.

A lo largo de las tres películas se despliega la riqueza simbólica, fuertemente arraigada en el universo mitológico y clásico que caracteriza el cine de Bigas Luna. Al mismo tiempo, el cineasta ofrece su propio recorrido por la geografía hispánica más periférica: desde los Monegros hasta Marbella.

Hombre vital al que le gustaba abrirse a nuevos campos, también se dedicó a la publicidad. Rodó spots como el de Freixenet en 1992, con Antonio Banderas y Sharon Stone y su último trabajo fue la polémica y erótica campaña para KH7. También investigó en los nuevos formatos -presentó, por ejemplo «Las Comedias Bárbaras» para la Bienal de Valencia (2003)- y volvió al cine con «Yo soy la Juani» (2006) y «Di Di Hollywood» (2010), dos películas que forman parte de una nueva trilogía centrada en el mundo de las mujeres y la iconografía del éxito El director había sido reconocido en 1998 con el Premio Nacional de Cine de Catalunya, concedido anualmente por la conselleria de Cultura de la Generalitat.

Publicidad y actores

Durante su carrera, Bigas Luna se ha destacado por su tino para encontrar nuevos talentos como Ariadna Gil («Lola»), Javier Bardem y Penélope Cruz («Jamón Jamón»), Verónica Echegui («Yo soy la Juani») y Jordi Mollà («Jamon, Jamon»; «Volaverunt»; y «Son de Mar»). El pasado noviembre, cuando Javier Bardem estrenó su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, instalada junto a la de Penélope Cruz, el actor se acordó «especialmente» de Bigas Luna, quien le dio la oportunidad de su primer papel protagonista en el cine.

Hace dos años decidió presentarse como candidato a la presidencia de la Academia de Cine, puesto que había dejado libre con su dimisión Álex de la Iglesia. Convencido de que esta institución debe explicar a los políticos cómo utilizar el cine para sacarlo de la Edad Media de la era digital en la que «los operadores de telefonía son los grandes señores feudales», al ser derrotado por la terna de Enrique González Macho, Bigas Luna declaró que había ganado la opción continuista frente a la rompedora.

El director, que en su programa había prometido dar «un toque sexy» a una institución con imagen apolillada, anunció entonces que no volvería a presentarse nunca a unas elecciones, lo que había hecho en compañía de la actriz y cantante Leonor Watling, con la que trabajó en "Son de mar", y el director de producción Yousaf Bokahri.

SENSUALIDAD

«A mí la belleza me interesa mucho; el contraste de lo bello con lo feo. La cosa que mejor representa el concepto de belleza es siempre una mujer... Puede haber belleza en un paisaje, en la naturaleza, sí, pero para mí la belleza que más me hace sentir, la que más me llena es la de la mujer. Para mí el pecho de una mujer es el símbolo de la nutrición y a la vez un símbolo erótico. Me ha fascinado desde niño», explicaba en una entrevista.

«Segundo origen», se proyecto póstumo

Rodar «Segundo origen», el proyecto póstumo del fallecido cineasta Bigas Luna, será el «mejor homenaje» que se le puede hacer Bigas Luna, según dijo ayer Carles Porta, productor y guionista del filme.

Porta, que hasta hace unos días mantuvo reuniones con el malogrado director para ultimar un rodaje que comenzará en verano, explicó que «Bigas llevaba tres años trabajando en este proyecto». Confesó que «Bigas Luna tenía mucha ilusión por esta película, que quería dedicar a su primer nieto, nacido recientemente».

El largometraje se inspira en «Mecanoscrito del segundo origen», del escritor Manuel de Pedrolo, novela de ciencia ficción que es uno de los libros más vendidos de la literatura catalana y que narra la historia de amor y superación protagonizada por Alba y Dídac, de 14 y 9 años respectivamente, que se convierten en los únicos supervivientes de la Tierra después de un ataque alienígena

El filme estaba previsto que se grabara en 3D en localizaciones de Lleida y Barcelona con un presupuesto que ronda los 10 millones de euros. GARA

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