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Victoria liguera del Caja Laboral Baskonia

No lo llame mal partido, llámelo partido de «serie b»

La desidia baskonista y el gran partido de Nacho Martín complicaron el triunfo local hasta el final.

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CAJA LABORAL BASKONIA 84

VALLADOLID 80

Arnaitz GORRITI

Mala semana para los amantes del cine, después de las muertes sucesivas de Mariví Bilbao, Jess Franco, Bigas Luna y la del crítico estadounidense Roger Ebert. Tampoco es que la tarde basketbolera de ayer tarde en Zurbano sirviera para compensar los buenos -y malos- ratos que ofrecieron estos nombres propios del séptimo arte, pero en fin, que nadie defina el duelo de ayer como malo; mejor si lo llama de «serie b». Y si tiene el día inspirado, «de culto».

Al fin y al cabo, Caja Laboral Baskonia sumó una nueva victoria por mucho que la cosa se liara bastante más de lo previsto, y en vista de que el rival ofrecía resistencia, sobre todo debido a los efectos de la propia desidia baskonista, que abría su renta y se dejaba remontar sucesivamente. Obviamente, en el pensamiento gasteiztarra -no solo en el de los jugadores, ciertamente-, la eliminatoria frente al CSKA de Moscú tenía mucho mayor peso, lo cual incidió en una acusada intermitencia de los locales, amén de la voluntad de un Valladolid que buscó el triunfo hasta el final de la mano de un brutal Nacho Martín.

Pero el arranque invitaba a paliza. Con Pleiss superando a Sinanovic y Cook amargando la vida al joven Cizauskas -base lituano de la generación de Valanciunas, campeón mundial sub 19 en 2011-, los locales se adelantaban 15-5. Tabak daba descanso a Nocioni y a Lampe sin que el Baskonia lo notase.

Pero Pleiss se cargó rápidamente de faltas y Nemanja Bjelica decidió no presentarse al partido sino en cuerpo. Mientras, Nacho Martín empezaba a carburar a base de lanzamientos de media distancia y Jordi Grimau le metió un «tres más uno» a Nemanja en su cara, de forma que el choque llegaba al final del primer cuarto con 23-18.

Y si el primer cuarto evidenció la irregularidad local, el segundo lo acentuó. Un par de triples de Heurtel, Nocioni y San Emeterio devolvían la ventaja local a la decena de puntos, pero O'Leary se puso a la tarea de remontar, una idea que culminaba Edu Ruiz para empatar a 38 con un triple. La defensa en zona 2-3 de los vallisoletanos, aunque rota en frecuencia por el Baskonia, también incomodaba a los locales, que no siempre tomaban las mejores opciones.

Zan Tabak, que ya había dado paso a Lampe, llamaba a los suyos a capítulo. Ello propició que el Baskonia volviera a dispararse, llegando al descanso 48-42.

Final feliz

El Valladolid veía que su oportunidad para ganar era real. Nacho Martín, decidido a que algún equipo de más postín le ofrezca un buen contrato, se echó al cuadro pucelano a la espalda y, contra pronóstico, no hubo ningún jugador gasteiztarra que le diera la réplica. Más aún, Tibor Pleiss tenía que irse al banco al cometer la quinta falta, viendo cómo su rival lograba hasta ponerse por delante.

Aunque el cuarto acababa 61-60, la tendencia ya era de peligro total. El base argentino Porta decidió que Nacho Martín merecía un apoyo y respondió a las canastas gasteiztarras a golpe de triple, convirtiendo el último período en un clímax digno de una película de serie b, con mucho ruido, mucho humo y acciones aparatosas.

Tocaba espabilar, poniendo las cosas en su sitio. Nemanja Bjelica anotaba el 72-70 y acto seguido Nocioni sumaba una gran canasta al poste bajo... y luego una técnica. El Valladolid volvía a la pelea con el 74-73 y, aunque el Baskonia siempre se mantenía por delante, no logró despegarse ni tras cinco puntos de Nemanja Bjelica. Pero este duelo de serie b tuvo final feliz.

Tabak: «No sé por qué, pero ha habido una clara falta de intensidad»

«Hay que tener la suficiente profesionalidad para competir mejor en las dos competiciones». No le hizo mucha gracia a Zan Tabak lo que vio, y por ello prefirió quedarse con el resultado... y nada más.

«Lo único positivo que podemos sacar de este partido es que ganamos. No quiero sacar conclusiones, pero ha habido una clara falta de intensidad», confesó el preparador de Split.

«Los partidos en los que estamos al límite, el equipo ha competido. Pero no se juega siempre contra los mejores y hay que ser lo suficientemente profesional», incidió un Tabak disgustado. A. G.

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