Análisis | Balance de la semana más importante del ciclismo vasco
La empresa Euskaltel no merece un inicio de temporada tan triste
Lo sucedido la pasada semana merece un balance en el que prima la preocupación por lo que ha rodeado al Euskaltel y la alegría por la buena actuación de los dos equipos navarros, Movistar y Caja Rural, que han sido los grandes triunfadores de la Euskal Herriko Itzulia. Lo peor no es lo que debería ser lo más importante, lo deportivo. O el positivo. Es la confirmación del enfrentamiento de un sector de la afición y de los corredores vascos con Igor González de Galdeano.
Joseba ITURRIA
La principal conclusión de la intensa semana pasada es que la empresa Euskaltel que ha sostenido el equipo desde 1997 y ha decidido avalar 40 millones para mantenerlo cuatro años más en el World Tour no merece más que el reconocimiento a su apuesta por el ciclismo y por la sociedad vasca y que no puede soportar situaciones como las que se han vivido este inicio de temporada y la pasada semana en particular.
Los cambios de los calendarios de los corredores tampoco han ayudado a que la actuación del Euskaltel fuera la mejor. Que de 70 corredores, y con el nivel más bajo, el segundo corredor del equipo acabara en el puesto 47 sin apenas presencia en fugas y en cabeza de pelotón es negativo. Los Izagirre han corrido mucho en este inicio de año y no se puede acabar entre los seis primeros en Australia y pretender que tres meses después sean los líderes en una prueba tan dura en la que Ion debuta y Gorka nunca disputó la general.
Es fácil responsabilizar de los resultados a los corredores a quienes se les marcan los objetivos, pero los 93 puntos que llevan entre los dos en el World Tour están muy bien. En toda la temporada pasada sumaron 54 e Igor Antón, por ejemplo, 44. El de Galdakao y Mikel Nieve sí han fallado en los objetivos marcados pero, si se analizan sus resultados, los han conseguido en mayo y en setiembre. Una etapa en Castilla León y un puesto 13 en la Euskal Herriko Itzulia de 2008 no son elementos que permitan confiar en Igor Antón en el primer objetivo del año. Cambiar su calendario y pedir que hagan bien el inicio y el Tour, cuando sus mejores resultados los lograron en Giro y Vuelta, conlleva sus riesgos.
Tampoco la elección del equipo ha sido acertada. Landa demostró en Lizarra que no estaba bien, y él y Sicard entraron, y corredores que están mejor -como Astarloza y Urtasun- se quedaron fuera. El navarro demostró en Zornotza que podía haber sido una baza del Euskaltel en las primeras etapas de la Itzulia.
El problema principal del mal inicio es el cambio de calendario de Samuel, que el año pasado a estas alturas era tercero del World Tour con 208 puntos que situaban a Euskaltel -ninguno más había sumado- octavo en la clasificación colectiva. Ahora el asturiano tiene cinco puntos y su equipo es 17º con 98 gracias a los logrados por los hermanos Izagirre en Australia. Sin ellos, estaría hundido en la tabla.
El asturiano quería hacer Giro y Vuelta, y ha dado tanto a este equipo que se puede entender que Igor González de Galdeano aceptara su petición. Pero si se repasan los resultados de las últimas temporadas, se comprueba que siempre ha sido él quien ha salvado las inicios de año, porque tiene unas cualidades que garantizan puntos en París Niza, Volta, Euskal Herriko Itzulia y ardenesas, que es un calendario que puede cubrir perfectamente antes de ir al Tour.
Samuel puede sumar puntos en Giro y Vuelta, pero los principales objetivos del equipo son las carrera de casa y el Tour, que es donde está su afición, y ahí tiene que estar su mejor ciclista. Sobre todo porque es el ganador del equipo y sus resultados dan tranquilidad y confianza a sus compañeros. De los veinte años de historia, solo en 1998 y 2005, en los que la primera victoria llegó en mayo, no había ganado el equipo a estas alturas.
Todo esto provoca que Euskaltel esté muy mal de puntuación en el ranking de méritos cuando, desde que entró en vigor este sistema, se ha clasificado holgadamente entre los veinte primeros sin necesidad de fichar. Los ciclistas vascos y formados en Euskal Herria debern demostrar que se puede tener un equipo en el World Tour solo con ellos, y para eso es necesario sumar puntos desde ya para acabar 2013 entre los 20 primeros.
El positivo de Serebryakov ha sido la gota que colmó el vaso de una semana difícil para Euskaltel y es una consecuencia de fichar corredores de los que solo se conocen los puntos que tienen. Es fácil responsabilizar solo al corredor del positivo, pero si se fichan ciclistas que ganan sin seguir el pasaporte biológico y que no están controlados médicamente el riesgo es mayor. Y además no han aportado nada.
Lo peor no es lo que debería ser más importante, lo deportivo o ese positivo, sino la confirmación del enfrentamiento de un sector de la afición y de los corredores vascos con Igor González de Galdeano, al que consideran responsable de decisiones con las que no están de acuerdo.
Uno de los antiguos corredores de Euskaltel que firmó el comunicado publicado tras la baja de Txurruka escribía en twitter que «Madariaga había fichado a Omar Fraile para su equipo, pero Igor lo descartó para el suyo, esta semana la gente empieza a entender la cartita». Otro decía -sobre los insultos recibidos por el manager durante la carrera- que «no me da ninguna pena Igor, por él nos estamos yendo los corredores del Euskaltel».
Al margen de los insultos y de los comentarios de los ex corredores del equipo, la sensación que ha dejado la carrera es que el ambiente ha vuelto a lo que era antes de que empezara a subir la marea naranja. Se han visto muchas menos camisetas de apoyo al Euskaltel y se han sustituido por ikurriñas y las verdes repartidas por Caja Rural.
Amets Txurruka y Omar Fraile se han llevado los mayores aplausos de la gente. Igor González de Galdeano restaba mérito a la carrera de Txurruka y decía que eso había confirmado que la decisión que tomó con él era la mejor, porque si hubiera sido corredor de Euskaltel los demás equipos no le habrían dejado escaparse. Amets se escapó con Didier -de un Radio-Shack más fuerte que Euskaltel-, y con un candidato como Klöden, y se habría marchado igual si vistiera de naranja. Lo importante son la combatividad que pide la gente y tener piernas, y Txurruka y Fraile han sido los dos vascos más valientes y los más fuertes junto a Beñat Intxausti, y los aficionados vascos no entienden que no estén en su equipo. Que estos dos corredores hayan vestido de verde y no de naranja en la Euskal Herriko Itzulia ha hecho daño a la apuesta de Euskaltel, que necesita que la afición se sienta identificada con su equipo.
Hay que reconducir la situación. Los responsables del nuevo proyecto se han equivocado a la hora de tomar decisiones y habrá que tomar otras que permitan que Euskaltel vuelva a ser lo que una a todos los vascos. Pero ante todo, lo que no se puede olvidar es que hay una firma a la que el ciclismo vasco debe agradecer mucho y que merece la recompensa a su gran inversión. Lo peor que puede pasar es que Euskaltel sienta que su equipo ciclista es un problema.