Raimundo Fitero
Dos mujeres
La dama de hierro y la dama de humo con puro en la mano; dos mujeres que han coincidido solamente en la fecha de su defunción lo que ha provocado que deban compartir portada en los medios de comunicación. Margaret Thatcher es la imagen del principio del fin, de la revolución neoliberal junto a Ronald Reagan. Ella arrasó con la potente vida sindical británica, privatizó con una convicción mesiánica todo lo privatizable, actuó de manera salvaje, asumiendo personalmente las acciones de terrorismo de estado contra el IRA y mandó a su marina, con sus gurkas abriendo brecha, a defender las islas Malvinas, en uno de esos actos de prepotencia imperialista que, de rebote, consiguió que se deteriorara definitivamente la dictadura militar argentina. Su amistad con Pinochet fue siempre incondicional y parece que el dictador chileno dio cobertura a la aviación británica en el conflicto de las Malvinas. Thatcher era historia política y ahora ha pasado a la Historia definitivamente.
Lo de Sara Montiel es otro caso, su importancia floreció por otra parte del cuadro de la vida social y política. Una actriz manchega nacida María Antonia Abad que llegó a protagonizar películas en Hollywood, que algunas de sus canciones forman parte de la memoria sentimental de muchos peninsulares, que se mostró siempre libre, aunque en televisión imponía un filtro especial a los objetivos para que realzase su belleza natural aderezada por excelentes trabajos de arquitectura facial a base de maquillajes. En los últimos años su vida formaba parte del circo mediático por asuntos que poco tenían que ver con su actividad artística que había abandonado con donosura.
Televisivamente la Thatcher tiene unos buenos reportajes, unos obituarios ideológicos de suma importancia en estos momentos en que sus tesis son religión. Con Sarita, Saritísima, la Montiel, tendremos más recorrido, más tiempo, más programas especiales revisión de películas, posibilidad de aprenderse de memoria el «fumando espero», chismorreos miles y una proximidad con la ciudadanía mucho más tangible. Estas dos mujeres, importantes en lo suyo, van a compartir esquela mediática, lo que no deja de ser un guiño del destino.