Ninguna remontada del Athletic en esta temporada. 6 empates y 15 derrotas en los 21 partidos que empezó perdiendo. Y anoche no iba a ser menos. Un partido loco, loco, loco, de continuas idas y venidas, un jugador expulsado por cada equipo, dos alocados conjuntos que están donde están por méritos propios, y al final, en el minuto 84, en medio del correcalles, gol de Negredo que tumbó a los de un Marcelo Bielsa que, para más inri, pierde para el partido ante el Madrid hasta cinco de sus titulares: Gurpegi, Laporte, Aduriz, De Marcos y puede que Iraola, que se marchó lesionado.

Ante el Getafe, gol a balón parado en el minuto 6 de partido; anoche, ante el Sevilla, gol a balón parado en el minuto 4. El Athletic erre que erre, cayendo en los mismos errores. Partido loco de inicio, de ida y vuelta, y en una innecesaria falta de Gurpegi, falta botada en línea de tres cuartos rojiblanca y Negredo peina a la red ante un Iraizoz vendido. Y a remar. Ante un Sevilla que evidenció por qué está en esa posición, pero un Athletic que hizo otro tanto. Muchos jugadores no dieron la talla ayer y volvieron a jugar por debajo de sus posibiliddes. Ante un Sevilla que metía el miedo en el cuerpo en cada una de sus contadas llegadas -como la inmejorable ocasión de Reyes al minuto 11-, un Athletic que a partir del tanto quiso reivindicarse, llegó arriba con asiduidad, pero falló en lo de casi siempre, el último y decisivo pase camino del gol. Y así una y otra vez.

El primer disparo bilbaino llegó al minuto 15 por medio de De Marcos. Bielsa consultaba en banda con Vivas, con Bonini, tratando de buscar solución a los problemas defensivos y el peligro casi exclusivo de Negredo a cada balón largo. Arriba, el Athletic llegaba bien, mucho más que el rival, incluso hasta la frontal del área con facilidad, pero era inoperante en el último pase o Llorente decidía enredarse solo en lugar de chutar a puerta. Llegaban los leones, las tenían los sevillistas, en los pies de Negredo por dos veces, una de ellas salvada de manera providencial por Gurpegi.

Un negado San José y un Llorente insustancial dejaron sitio a Iturraspe y Aduriz. El partido se abroncó y de ahí pasó a un toma y daca, un partido descontrolado, sin dominador claro, donde el empate de Gurpegi, que no marcaba desde noviembre de 2008 ante Osasuna, hacía justicia en el marcador. Pero ni mucho menos se atemperó el ritmo del encuentro.

Fue un continuo toma y daca, caótico, sin mucho fundamento, con muchos errores, glosado de amarillas, de dos expulsiones, y cuando sobre todo el Athletic podía irse contento con el punto rascado, llegó el gol de Negredo casi sobre la bocina. Jarro de agua fría a tanto esfuerzo, tantos kilómetros para nada, que terminaron con Gorka Iraizoz subiendo a rematar al área sevillista y los leones volcados sobre la meta de un inactivo Beto. Vuelta a casa de vacío. Otro partido que deja muchas interrogantes. Y el Madrid rindiendo visita con el equipo de Bielsa en auténtico cuadro. Atacó mejor el Athletic, al menos lo quiso, pero en el correcalles salió peor parado. Nada nuevo.