Las potencias occidentales dudan sobre la estrategia a seguir en Siria
Apoyo político a la oposición siria pero sin armarla de forma abierta y directa, como esta exige con urgencia; las potencias occidentales dan la impresión de no saber qué hacer frente al drama sirio, una incertidumbre o una calculada prudencia que se ha complicado al hacerse oficial la participación de Al Qaeda en la insurgencia a través del frente Al-Nosra, cada vez más presente en los combates.
GARA | DAMASCO
Hace solo un mes, para Gran Bretaña y el Estado francés permitir el suministro de armas a la oposición siria era tan apremiante que se mostraban dispuestos a no esperar a una decisión conjunta de la Unión Euro- pea y actuar por su cuenta, con el fin de «modificar el equilibrio de fuerzas sobre el terreno». Washington, sin sumarse a armar a la oposición, indicó que no se oponía.
Pero los pasados miércoles y jueves, en la reunión de ministros de Exteriores del G8 en Londres, la oposición pudo comprobar que las posturas occidentales no son tan claras.
El responsable de la diplomacia británica, William Hague, constató las «persistentes divisiones» sobre el conflicto y la ausencia de avances durante el G8. Su homólogo estadounidense, John Kerry, subrayó que en su encuentro con la oposición «no había prometido nada».
Y París, que estaba dispuesto a ignorar el embargo de armas europeo, que concluye a finales de mayo, dio un paso atrás argumentando la situación inestable y sus dudas sobre la organización de la oposición siria.
Las reticencias occidentales a entregar armas sin controlar para quién son se han visto reforzadas con la vinculación oficial del Frente al Nosra, con una creciente relevancia en la insurgencia, a Al Qaeda, cuyo objetivo es instaurar un Estado islámico en Siria. Su protagonismo va en aumento, impulsado por una mejor estructura que la del ELS y la de los grupúsculos que actúan por su cuenta.
«Nunca habrá garantías sobre el destino de las armas. Y nunca llegaremos a levantar totalmente el embargo europeo», se lamentaba el «embajador» de la oposición siria en el Estado francés, Monzer Makhus, que reconocía que la vinculación de Al-Nosra con Al Qaeda es un problema. «Pero francamente, me pregunto, ¿dónde están los grandes estrategas occidentales? No han detectado lo que pasaba. Al comienzo de la revolución no había yihadistas», se indigna Makhus, que denuncia el «apoyo político mediocre» de los aliados de la oposición.
«Nosotros hemos obtenido el puesto de Siria en la Liga Árabe. Ahora queremos el de la ONU, pero será extremadamente difícil. Y podemos preguntarnos de qué sirve una reunión cada semana», en referencia a los países occidentales y árabes denominados «Amigos de Siria», que se encontrarán la semana que viene en Estambul.
Divida, desorganizada, y sometida a influencias extranjeras rivales -sobre todo qatarí y saudí- , la coalición opositora lucha por reafirmar su credibilidad, tras varias recomposiciones forzadas por los occidentales. «Queremos saber quién está frente a nosotros», afirmó hace poco el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius.
El presidente de EEUU, Barack Obama, ha autorizado un fondo de 10 millones de dólares (7,6 millones de euros) para suministrar ayuda militar «no letal» a la oposición armada siria, según informaron fuentes oficiales al diario «The Washington Post». Obama justificó esta decisión por la existencia de «una emergencia imprevista» y en nombre de los intereses de seguridad de Estados Unidos.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha comenzado a discutir la posibilidad de sancionar al Frente al Nosra, aunque el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, que ocupa la presidencia interina del Consejo, Phillipe Lalliot, dijo que la discusión es informal y está en fase preliminar, subrayando que «Francia rechazará cualquier intento del régimen de etiquetar como terrorista a toda la oposición siria».
La adhesión pública del Frente al-Nosra a Al Qaeda es como un regalo para el régimen de Bashar al-Assad, que ya ha demandado su inclusión en la «lista negra» de la ONU y podría aprovecharlo para intensificar sus operaciones contra los insurgentes. «Es un punto a favor del régimen porque confirma la versión oficial que hablaba de grupos terroristas y fuerzas extranjeras que les apoyan», opina Bassam Abu Abdallah, director del centro de Damasco para estudios estratégicos. Coincide con el experto en islam contemporáneo de la Universidad de Edimbrgo Thomas Pierret, que cree que al Gobierno sirio «le basta con ver el revuelo mediático y disfrutar del momento». «Assad puede concluir que los excesos ideológicos de los opositores preocupan más a los occidentales que las toneladas de explosivos que lanza cada día a su población», añade.
Un exconsejero de Cultura de la Embajada siria en Ankara, Abu Abdallah, cree que la postura de la oposición se ha debilitado ante la opinión siria e internacional porque «no puede justificar la presencia de yihadistas en Siria ante los europeos. Es embarazoso para la comunidad occidental que pide un cambio democrático», añade. Según cifras no verificables, Al-Nosra contaría con menos combatientes que el ELS, pero sus acciones -atentados kamikazes- más contundentes, y la organización de la sociedad en las zonas que controla le han ido afianzando. Según Abu Abdallah, «es una luz verde» para el régimen para actuar con mayor dureza. «La situación está más clara. Vamos a ver un gran cambio y una intensificación de las operaciones militares para acabar con este grupo», asegura. GARA