Repatriados los restos del preso fallecido
Familiares y amigos dan su último adiós a López Peña y exigen explicaciones
Familiares y amigos de Xabier López Peña pudieron ayer, trece días después de su fallecimiento en un hospital de París, dar su último adiós al preso y continuaron exigiendo que se aclare su muerte en extrañas circunstancias. Sus restos descansan ya en tierra vasca.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
Trece días después de que, en la madrugada del 30 de marzo, Xabier López Peña falleciese en extrañas circunstancias en el hospital de Pitié-Salpêtrière, en París, sus restos fueron repatriados ayer. Familiares y allegados los recibieron, dieron sepultura y recordaron su figura en un acto civil en su Galdakao natal en el que no faltó la referencia al «ocultismo» que ha rodeado la enésima muerte de un preso político vasco.
Tal fue el revuelo mediático generado a raíz del último adiós previsto para ayer a la tarde en el frontón de Aperribai -barrio donde nació y creció Xabier López Peña- que su familia decidió explicar en una nota que se trataba de un funeral civil «de carácter estrictamente privado». A través de un escueto comunicado, rogaron a los medios de comunicación que se abstuvieran «de cubrir dicho funeral como noticia de carácter público».
Mientras se sucedían las declaraciones de partidos y asociaciones de víctimas de ETA pidiendo una actuación policial y judicial, los familiares del último muerto por la vigente política penitenciaria dijeron: «No queremos que la última despedida a nuestro hermano se convierta en un foco de atención mediática, ni mucho menos en una fuente de confrontación de ningún tipo».
Antes de ese revuelo mediático y las reacciones que generó, por la mañana, tras numerosos trámites e impedimientos por parte de las autoridades francesas, el féretro que contenía el cadáver del represaliado arribó a tierra vasca, por vía aérea, a las 9.00. Una vez trasladado desde las pistas del aeropuerto de Loiu a la terminal de carga de Sondika, fue entregado a la familia en torno a las 9.25. Los allegados esperaban expectantes fuera de las instalaciones.
Les acompañaban en ese primer recibimiento 150 personas, entre las que se encontraba la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, portando ikurriñas. El ataúd fue introducido en el coche fúnebre y, una vez colocada sobre él una ikurriña, dos dantzaris bailaron un aurresku en su honor, al que una parte de los reunidos en la explanada respondieron con consignas como ``Xabier gudari herria zurekin'', ``Agur eta ohore eusko gudariak, ``Gure borroka zure eredua'' o ``Herriak ez du barkatuko'', así como otras referidas a Euskadi Ta Askatasuna y al fallecido, todo ello ante la atenta mirada de agentes de la Guardia Civil que operan en las dependencias aduaneras.
A continuación, tras entonar el ``Eusko gudariak'' el cortejo emprendió viaje en dirección a Galdakao, pasando entre un pasillo de personas que portaban ikurriñas. Buena parte de los congregados se fueron sumando a la comitiva, enarbolando enseñas vascas a su paso por Txorierri y haciendo sonar los cláxones de los vehículos, lo que llamó la atención de los que lo vieron y oyeron.
La extensa caravana alcanzó la localidad natal del último preso vasco fallecido en cautividad. Más familiares y allegados aguardaban en el cementerio la llegada de sus restos, al igual que más personas, conformando un nuevo pasillo de ikurriñas y enseñas en las que se reivindicaba la repatriación de los represaliados políticos vascos. En ese grupo, entre otros, se encontraban los representantes de Sortu Hasier Arraiz, Rufi Etxeberria y Maribi Ugarteburu.
El féretro fue llevado a hombros por familiares y vecinos hasta el interior del camposanto galdakoztarra, donde los sentimientos volvieron a estar a flor de pie y las lágrimas brotaron de los ojos de muchos de los presentes, que no pudieron contener la emoción, como había sucedido en Sondika. Allí, el bertsolari Arkaitz Estiballes recordó a Xabier López Peña y las extrañas circunstancias en las que se produjo su inesperado óbito.
La familia López Peña, con la madre a la cabeza, vivió con mucha emoción el momento, más aún tras la tensión que han padecido los veinte días antes de la muerte de Xabier por la falta de información y los trece posteriores en que han tenido que estar pendientes de la voluntad del Gobierno francés para devolverles el cuerpo sin vida.
Uno de los momentos más duros resultó, sin duda, cuando el ataúd fue introducido en un nicho, donde aguardará a que se atienda la solicitud de los allegados para que se le practique una segunda autopsia, tal y como han reclamado a las autoridades judiciales, ya que dudan de la versión oficial y desean el esclarecimiento total del caso.
El último gesto de la familia hacia los presentes en el cementerio se produjo cuando la madre, que acudió en silla de ruedas, rodeada de sus seres queridos, agradeció el apoyo recibido, lo que concitó el aplauso de los reunidos.
Poco tiempo después de concluir el acto, comenzaban las reacciones políticas y judiciales a las consignas que algunos de los congregados en Sondika, no en Galdakao, corearon. El fiscal jefe del TSJPV, Juan Calparoso, aseguró basándose en las informaciones difundidas por las agencias de información españolas, que el recibimiento efectuado por la familia López Peña y allegados pudiera incurrir en un «delito de enaltecimiento del terrorismo», aunque aclaró que la competencia recaía en la Audiencia Nacional.
Calparsoro añadió que para abrir diligencias es necesario un informe policial, una denuncia de la Delegación del Gobierno español en la CAV o de alguna asociación de víctimas. Poco después, el delegado del Ejecutivo español, Carlos Urquijo, ordenó a la Policía que remitiese a la Fiscalía un informe sobre el acto en Sondika, a la vez que instaba a Lakua a prohibir el acto promovido por la familia para ayer tarde en el frontón de Aperribai, el barrio de Xabier.
PSE y UPyD se sumaron rápidamente a quienes demandaron una intervención judicial, al igual que organizaciones como Covite y AVT. Covite avanzó que el lunes interpordrán una serie de denuncias «por delitos de enaltecimiento del terrorismo» contra los participantes en los actos convocados por la familia López Peña.
Amaiur ha registrado en el Congreso español una petición para que comparezca de manera urgente el responsable de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, y ofrezca explicaciones tras las sucesivas muertes de los presos Xabier López Peña, en el hospital parisino de Pitié-Salpêtrière, y Ángel Figueroa, en prisión atenuada por una grave enfermedad, en su domicilio de Getxo.
La coalición demanda del Gobierno de Mariano Rajoy medidas «urgentes» para poner fin a la situación que otros quince prisioneros vascos con dolencias graves padecen al estar encarcelados y en un régimen de excepción. En su opinión, las condiciones que soportan estas personas «impide mejora alguna», además de potenciar «hasta el extremo un desenlace fatal para la vida de estos presos».
Etxerat reclamó, después de la última movilización en Bilbo, que la clase política respondiese a la mayoría social que exige una y otra vez que termine la política penitenciaria «de excepción». Para la asociación que agrupa a los familiares y allegados de los represaliados, ese será el modo de demostrar «un mínimo de madurez política». A.G.
La familia se vio en la necesidad de aclarar que el acto convocado ayer a la tarde en el frontón de Aperribai, en Galdakao, era un funeral civil «de carácter estrictamente privado». Rogaron por tanto a los medios de comunicación que se abstuvieran de cubrirlo.
«No queremos que la última despedida a nuestro hermano se convierta en un foco de atención mediática, ni mucho menos en una fuente de confrontación de ningún tipo», manifestaron los allegados al reclamar respeto para ellos.
En solidaridad con Xabier López Peña, el Comité de Solidaridad con Euskal Herria de París instaló en el exterior del hospital de Pitié-Salpêtrière y en el Instituto de Medicina Legal carteles pidiendo la verdad sobre esta muerte.