Sudán y Sudán del Sur: tras el «divorcio», se siguen necesitando y sus futuros están unidos
Dos años después de la creación de Sudán del Sur, y en medio de tensiones territoriales, disputas sobre los ingresos del petróleo y una guerra no declarada, el presidente sudanés Omar al-Bashir ha visitado a su homólogo del sur, Salva Kiir. La independencia de Sudán del Sur supuso la pérdida de un tercio del territorio y un 75% de su primera fuente de ingresos, el petróleo, para Sudán que, a su vez, refina todo el crudo y da salida mediante sus oleoductos a lo que constituye el 98% de la economía del estado más joven del mundo. La disputada región de Abei, bajo control militar de Jartum y un elemento de negociación ante un hipotético trueque de territorios y una población exhausta por décadas de guerra son otros factores que pesan en las relaciones.
Pero la guerra no es inevitable, ni un fatalismo. Las fuertes diferencias que les separan y la cercanía de un «proceso de divorcio» no amistoso no pueden obviar el hecho de que ambos estados se siguen necesitando y sus futuros están ligados. La visita de ayer es un buen presagio para que ambas partes guarden la compostura, cesen sus hostilidades y negocien los temas más sensibles: frontera, paz e ingresos del petróleo.