CRíTICA: «Efectos secundarios»
Confusión y vacío legal en torno a los antidepresivos
Mikel INSAUSTI
He tenido que ver tres veces «Efectos secundarios», incluyendo la versión original, por si era capaz de sacarle a la película algo más de lo poco que me quedó en claro con el primer visionado. Pues, ni a la tercera, porque la sensación con la que acabo siempre es la misma: me deja frío. La realización de Sodebergh es tan precisa, metódica y directa como cualquiera de las que ha venido haciendo en su última etapa con la que ya se despide, y, sin embargo, no funciona con la contundencia de «Contagio» o «Indomable».
El impacto no es el mismo por culpa del enrevesado guión de Scott Z. Burns, que se complica más de la cuenta. Es un combinado demasiado cargado con cantidad de temas a tratar, más un desarrollo argumental lleno de giros y de liosas trampas que provocan una dispersión de la atención. No se termina de decidir por ninguna línea de investigación en concreto, buscando mil y un ramificaciones para un caso que encierra otros muchos posibles en sí mismo.
Si lo que se pretendía conseguir es lo que anuncia el título, he de reconocer que ciertamente «efectos secundarios» produce; un aturdimiento similar al de algunos medicamentos. En consecuencia, cabe pensar que la película refleja la sintomatología propia de una sociedad anestesiada a causa del uso y abuso de los antidepresivos. Ahora bien, buscarle a todo (poder, sexo, economía, familia) una conexión con la psicofarmacología parece excesivo, y la historia que aquí se desgrana llega a relacionar a la industria farmacéutica y a los doctores en psiquiatría que firman las recetas con cualquier campo social abarcable.
Se puede admitir que hay sucesos que por su trascendencia mediática remueven los cimientos de la sociedad, pero el crimen que se juzga en «Efectos secundarios» pretende descubrir aspectos de la vida actual interrelacionándolos entre sí de una manera un tanto mecánica, a la manera de múltiples e irregulares piezas de un rompecabezas que el espectador ha de ir recomponiendo sin un modelo o una guía claros.