crisis institucional en nafarroa
Sanz dice no saber que había cobrado 90.000 euros en dietas
El expresidente navarro alega que su mujer era la que llevaba la contabilidad casera y que en todo caso el culpable sería quien le pagaba. Descarga también responsabilidades sobre Barcina
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
Las esperadas declaraciones de Miguel Sanz ante la juez por la denuncia de Kontuz estuvieron plagadas de lagunas, y también de acusaciones. El expresidente intentó inculpar a Yolanda Barcina, a compañeros de UPN, al secretario de la CAN, al líder del PSN, Roberto Jiménez, y arremetió contra el último presidente de la caja, José Antonio Asiáin. «No lo sé», fue la frase más repetida en un interrogatorio de casi cuatro horas, durante las que el corellano acabó por derrumbarse. Según lo declarado, Sanz tampoco se enteró de que las inspecciones a la caja las tenía que haber hecho su Gobierno. A su entender, que los estatutos de la CAN siempre hayan recogido esta obligación de inspeccionar solo es una «cláusula de estilo», una especie de coletilla «para mantener el carácter aforado, pero sin contenido».
Las lagunas de Sanz sobre lo ocurrido hace dos años son importantes. A preguntas de su abogado, llegó a asegurar que no sabía cuánto cobró en concepto de dietas de Caja Navarra porque «la economía doméstica» la lleva su mujer. Dice no saber ni cuándo cobraba ni cómo se realizaba el pago. Afirma que nunca se habló de dietas en la Permanente y no sabe quién la creó. Según reza textualmente el acta de su declaración: «Él no se fija en las cantidades que cobraba porque confía en quienes se las están abonando, y si le han pagado algo que no le correspondía, que no es el caso, no será culpa suya».
El expresidente «considera que el Gobierno no tenía que hacer la inspección a Caja Navarra», reza el acta. «Que él conozca nunca en el Parlamento se ha hablado de la función de inspección», continúa el escrito. Sanz se equivoca, esos debates han existido. Según dice, la única inspección era la del Banco de España y sus informes no se trasladaban al Gobierno. Se informaba solo a la caja. Aunque, en la práctica, el corellano era presidente del Gobierno y de la CAN al mismo tiempo.
Aprobó actas incompletas
A pesar de que en ninguna de las actas de la famosa Permanente aparece una sola intervención de sus miembros (Sanz, Barcina, Enrique Maya y Álvaro Miranda), el imputado aseguró que en todas ellas se iniciaba un debate, incluso en las que se les informaba de que el Consejo de Administración no había tomado una sola decisión. Se da la circunstancia de que las actas de las doce primeras reuniones de la Permanente llevan la firma de Sanz, que debía darles el visto bueno como presidente. Sanz «no sabe» por qué no se recogieron esos debates y tampoco «recuerda con exactitud» cuándo firmó los documentos.
El expresidente se defendió como un animal herido, intentando salpicar a todos los implicados y ampliando el abanico hasta Roberto Jiménez, a quien acusa de mentir por «cuestiones políticas». Jiménez era miembro de la Junta de Entidades Fundadoras y siempre ha asegurado que desconocía de la existencia de la Permanente.
Sin embargo, Sanz se reservó las acusaciones más graves para Barcina. El expresidente aseguró no haber puesto mucho interés en cómo se creó la Permanente, pero afirma que Barcina sí lo hizo. El corellano presidía la CAN cuando se decidió redactar unos nuevos estatutos, mediante los cuales se creó la Junta de Entidades Fundadoras y, después, su Permanente (aunque esta empezara a funcionar un año antes de su existencia «oficial»). Sanz sostiene que su papel como presidente de la caja fue menor que el de Barcina durante ese proceso, ya que la actual líder de UPN presidía la Comisión de Control, el organismo interno de la caja que velaba por el cumplimiento de la legalidad.
¿Estrategia o venganza política?
Este claro interés en inculpar a Barcina puede deberse a las malas relaciones entre ambos (rotas desde que Sanz orquestara desde la sombra el motín fallido que protagonizó Alberto Catalán) o también a una estrategia de defensa. Si Barcina entra en el proceso, la causa escaparía de las manos de la juez María Paz Benito y continuaría en manos del Supremo. Para ello Sanz habló de un «borrador» desconocido en el que se citaba a la Permanente y que Barcina aprobó en la Comisión de Control.
Para que el caso vaya al Supremo, la juez instructora debería remitir al Alto Tribunal una exposición motivada solicitando la imputación de Barcina. Nadie espera que eso se produzca antes de que se termine con los interrogatorios de Enrique Maya y Álvaro Miranda, previstos para el lunes y martes. E incluso podría llegar más tarde (si es que finalmente llega) en caso de que la juez considere que han de practicarse más pruebas.
El de Corella se reservó otro dardo envenenado para José Antonio Asiáin, vicepresidente de Urralburu y último presidente de CAN. Sanz hizo constar «que tiene dos hijos relacionados con el mundo de la economía y nunca se han acercado a Caja Navarra». Asiáin, que sucedió a Sanz como presidente de la caja, sí que tiene un hijo que trabaja para la entidad (motivo por el que recibió un correo de extorsión). El líder del PSN también tiene un hermano ocupando un buen cargo en CAN (ahora filial de Caixabank).
«Legal» pero contradictorio
Jurídicamente, lo más interesante de todo son los cruces de acusaciones con Alberto Pascual y Amaya Rández (secretario y asesora jurídica de la Permanente). Ambos identificaron a Sanz como el artífice de la Permanente y el ideólogo de las dietas dobles. Pascual dijo tener constancia de que existía este organismo porque Sanz le ordenó convocarlo. Ayer, el expresidente se la devolvió, al asegurar que ellos eran los asesores legales, los que ordenaban los pagos y los que le comunicaban cuándo convocar los miembros.
Los testimonios de Rández y Pascual son coincidentes y el de Sanz rebate ambos. Resulta extraño que, si todo fue absolutamente legal -como los tres aseveran-, se produzcan tantas contradicciones. Los interrogatorios a Maya y Miranda cada vez cobran más relevancia.
Después de entrar al juzgado entre gritos de «chorizo», el presidente atendió a los medios escuetamente. No admitió preguntas, emplazando a los periodistas a las actas de sus declaraciones, que fueron difundidas por la asociación Kontuz. Sanz se mostró «encantado de declarar y aclarar todo, desde la verdad más absoluta», a pesar de que no había contestado a las acusaciones populares. Y, visiblemente emocionado, proclamó: «Jamás en mi vida me he lucrado, nunca jamás». El líder indiscutido de UPN que dirigió Nafarroa durante 15 años afirmó ayer que ya ha sufrido la «pena del telediario» y argumentó que su negativa a contestar las preguntas de Kontuz y UPyD se debe a que han intentado llevar «la política a los juzgados».
El expresidente no respondió ni a las preguntas de Kontuz, ni a las que realizó UPyD, que se sumó a la causa como acusación popular. Sus preguntas constan en acta.
La juez preguntó a Sanz por qué devolvió las dietas si no veía nada ilegal. Sanz dijo que por la opinión pública. Lo que no se explica es por qué reintegra solo las de la Permanente (dobles) y no las triples de la JEF.
El portavoz de Kontuz, la asociación sin ánimo de lucro que llevó el caso a los tribunales, destacó que el expresidente aseguró ante la juez cosas que harían corresponsable a Barcina del cobro de las dietas. Patxi Zamora destacó que Sanz había señalado que la presidenta navarra «jamás dijo nada en contra de la existencia de la Permanente de la Junta de Entidades Fundadoras». Sanz habló incluso de un supuesto «borrador» incriminatorio que recogía la existencia de la Permanente y que habría recibido el visto bueno de Barcina como miembro de la Comisión de Control.
Para Kontuz, también resulta llamativo que Sanz mantenga una versión distinta sobre estos cobros que la que ha mantenido Barcina. En su declaración, el imputado señaló que «nunca ha considerado las dietas como una parte de su sueldo». Esta afirmación contradice lo que han mantenido tanto Barcina como el exconsejero de Economía, Álvaro Miranda, también imputado.
Zamora cuestionó el hecho de que las reuniones de esa Permanente (en la que se cobraban entre 3.434 euros y 5.260) se convocaran de forma informal, con llamadas de teléfono «sin papeles de por medio, ni orden del día». «Esto vale para una reunión de una comunidad de vecinos, pero no para una caja de ahorros», indicó.
Por otro lado, Kontuz se muestra crítico con el papel que está jugando la Fiscalía, ya que sigue sin ejercer como acusación. «La propia Fiscalía de Navarra tendría que haber tomado cartas en el asunto», aseguró el portavoz. Por contra, afirmó que la juez Benito «tiene muy claro cómo han sucedido los hechos».
En cuanto a la intervención de Sanz, Zamora valoró que el interrogatorio tenía «suficiente importancia como para que alguien como el expresidente, que ha tenido tiempo de sobra para preparar sus declaraciones, hubiera hecho un poco de memoria». A este respecto, denunció que la frase «favorita» de Sanz en sus intervenciones ha sido «no me acuerdo o no recuerdo bien».
En una nota de prensa posterior, Kontuz recordó que no está buscando «quién creó la Permanente o quién ordenó los pagos. Ese sólo es el camino. Lo que buscamos es saber quiénes han arruinado Caja Navarra. No se trata de decenas de miles de euros, sino de mil millones».
Por otro lado, Zamora aseguró que la afirmación de Sanz de que el aforamiento de la caja era solo una «cláusula de estilo» deja a UPN sin sustento ideológico, puesto que su defensa del Fuero ha sido su seña de identidad. A.I.
El abogado Diego Paños, líder de UPyD en Nafarroa, aseguró que Sanz acudió ayer al juzgado a intentar «lavarse las manos». Sin embargo, su declaración ha tenido justo el efecto contrario, porque Paños ve «hechos cada vez más fundados para seguir adelante» con este proceso.
Según el abogado, «en el largo interrogatorio ha puesto de manifiesto que el Gobierno ha incumplido toda la normativa foral y estatutaria reguladora de la Caja de Ahorros de Navarra». Paños puso énfasis en que el expresidente «ha dejado claro que no había ningún control por parte del Gobierno de Navarra respecto a la situación financiera de la Caja de Ahorros, se ha desentendido absolutamente de ese control».
Por último, también realzó el hecho de que Sanz se agarre a un «contrafuero» para intentar acreditar que la única responsabilidad estaba en el BdE.