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Un nuevo partido euroescéptico entra en el paisaje político alemán

El nuevo partido Alternativa para Alemania (AfD) lanzó ayer su campaña para las elecciones generales de setiembre, centrada en el rechazo al euro y en la exigencia de que Alemania abandone la Unión Monetaria. Reclama un «desmantelamiento ordenado de la eurozona» y propone el regreso del marco alemán. Ayer, también el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) proclamó el fin de la «era del neoliberalismo» en la apertura de su congreso en Augsburgo.

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Ingo NIEBEL

«Sin alternativa» fueron las palabras clave con las que la canciller alemana, Angela Merkel, justificó ante los alemanes su política para hacer frente a la crisis del euro. Esta línea general marcada por la presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) la secundaron no solo su socio liberal, el FDP, sino también los partidos de oposición: el Partido Socialdemócrata (SPD) y los ecologistas Verdes. Fuera de esta megacoalición de facto, pero sin mandato democrático, se quedó el partido socialista Die Linke (La Izquierda).

Desde ayer sí hay alternativa a esta «política única» con la constitución de un nuevo partido autodenominado Alternativa para Alemania (AfD). La nueva formación aboga por la salida del euro y por el regreso al marco alemán. Esta opción ha obtenido un gran apoyo mediático por parte del corredor de bolsa George Soros.

Además, la AfD no quiere que Alemania preste más ayudas financieras a los países necesitados de la zona euro. Por tanto, llamar a este partido «euroescép- tico» es describir su razón de ser y no significa hacerle el juego a su competencia política. Sus integrantes proceden de la burguesía media y media alta. Debido a la fuerte presencia de académicos en su seno, la prensa lo llamó el «partido de los catedráticos».

La voz cantante la llevan los economistas que hace un par de años le escribieron una carta abierta, firmada por 200 de sus colegas, a Merkel, explicando su rechazo a su política económica para salvar al euro. En su día, la canciller los ignoró; incluso los ninguneó cuando llevaron sus ayudas financieras a Grecia ante la Corte Constitucional. Las sentencias no pararon las ayudas, pero sí conllevaron cambios.

Políticamente cercanos a la AfD se podrían sentir docenas de parlamentarios de la CDU y del FDP que no votaron con Merkel a favor de dichas ayudas. Que estas sí pasaran el trámite del Parlamento se debió al apoyo que le prestaron el SPD y los Verdes.

Este contexto explica el nacimiento de la AfD, pero en los últimos dos años sus cabezas pensantes no sólo se han movido en los tradicionales círculos burgueses, sino que se han adentrado también en la parte del paisaje político donde se mezcla el ala derecha de la CDU con personas, grupos y medios de comunicación que hacen de bisagra hacia la extrema derecha y el neofascismo. Por esta trayectoria y acusándola de ser «populista», los demás partidos atacarán a la AfD.

Hay sondeos que conceden a la nueva formación un potencial de hasta el 20% de los votos. No obstante, la prueba definitiva serán las elecciones. Respecto a los comicios, los politólogos se muestran escépticos y dudan de que la AfD pueda superar el límite del 5% para ingresar en el Bundestag el 22 de setiembre. Recuerdan que el elector alemán toma sus decisiones de voto fijándose primero en la competencia del partido, después en su afinidad hacia este mismo y luego en la persona. Hasta ahora la AfD solo ha demostrado que cuenta con personas que saben pensar, pero que aún no han hecho política.

El futuro nos dirá si quizás justamente por eso dan una gran sorpresa, porque ahora es el SPD el que baja en las encuestas porque no convence. El objetivo de dicho partido es, tal y como lo expresó su presidente Sigmar Gabriel antes y en la apertura del congreso de ayer, «formar una coalición con Los Verdes», cuya presidenta, Claudia Roth, asistió como invitada. «El SPD y Los Verdes son partidos distintos e independientes y entre nosotros hay diferencias, pero también sabemos lo que tenemos en común, a diferencia de lo que ocurre con los partidos de la actual coalición de gobierno», remarcó.

Para lograr la reedición del bipartito de 1998-2005, ha elegido como candidato a canciller al exministro de Hacienda Peer Steinbrück, quien mantuvo su cargo incluso durante la «Gran Coalición» con la CDU de Merkel (2005-2009) porque pertenece al ala derecha del SPD, responsable de la política neoliberal que costó al partido el poder en 2005.

No obstante, las bases prefieren que su partido vuelva a sus raíces presentándose como la «conciencia social», porque eso le permitiría recuperar los votantes fugados hacia Die Linke. El SPD sacaría ahora 23 puntos frente a los 41 de la CDU. Dado que Los Verdes sumarían solo el 14%, pero el FDP el 6%, la canciller aún puede soñar con reeditar el bipartito. Die Linke llega al 9%.

El SPD quiere cambiar la situación con un programa electoral que se basa en tres puntos clave: el control de los mercados financieros, la remuneración justa del trabajo -o sea, la introducción de un sueldo mínimo- y la educación. Pero eso no es garantía para volver al poder porque su socio predilecto, Los Verdes, ha adaptado sus posiciones para poder unirse a la CDU si ésta, por la irrupción de la AfD, necesita más puntos que el 6% del FDP para continuar gobernando en Berlín.

SPD

El congreso del SPD se celebra cuando los socialdemócratas tienen todas las encuestas en contra, lo que Gabriel atribuyó en parte a que mucha gente ha empezado a perder la fe en que la política pueda hacer frente al dictado de los mercados.

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