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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Camisa de fuerza

La creciente indignación social en el Estado español ante las tropelías cometidas por sus gobernantes está poniendo nerviosos a quienes creían tenerlo todo atado y bien atado y ven cómo, a fuerza de garrotazos, muchas personas se están desperazando. ¿Y qué hacer ante ello?, se preguntan los guardianes de la modélica transición del franquismo a la no-democracia. Ayer en «La Razón», Alfonso Merlos, que quiere ganar el premio al columnista más derechoso al este del Misissippi, les daba una pista: «Stop subversión», titulaba su última columna, que comenzaba de esta guisa: «No le demos más vueltas. Buscan el trastorno, la revuelta, la destrucción del sistema de valores y principios establecido. Poner en jaque al Gobierno de Rajoy, y a la Monarquía Parlamentaria, y quebrar los principios cardinales que vertebran la Constitución y rigen la convivencia entre españoles. Es el caos, la anarquía. El levantamiento de un sistema nuevo sin fuste ni criterio ni concierto». Habla de trastornos... igual le ha fallado el subconsciente. A juicio de Merlos, las ciudadanas y ciudadanos que protestan «deben ser frenados. Sin contemplaciones y sin paliativos ni paños calientes. Casi sin concesiones. Porque España no está en una época de cambios sino en un cambio de época. Y necesita pundonor, cooperación, coraje, patriotismo, colaboración. Demanda de todo aquello que nos hace más fuertes y debe huir por piernas de lo que nos debilita. ¡¿Más asaltos al Congreso?! ¡¿Más persecución y amenazas a quienes nos representan y en quienes delegamos nuestro soberano poder?! ¡¿Necesitamos camisa de fuerzas?! ¡¿Qué nos pasa?!». A la penúltima pregunta, un sí rotundo de parte de servidora.

Merlos, por supuesto, tiene claro quiénes son los suyos: «Hay que estar con el Cuerpo Nacional de Policía. Y con el Gobierno. Queremos orden y tranquilidad». Una aún no entiende cómo les dejaron entrar en la UE. En fin, para terminar, el columnista que añora tiempos pretéritos se dirige a quienes protestan por sus derechos: «enfrente nos encontrarán a quienes tenemos de nuestro lado la fe y el convencimiento de que este país va a ir a más; de que necesita, con sus defectos y limitaciones, el impulso de este Gobierno; de que, más pronto que tarde, vamos a tener lo que queremos y por lo que soñamos. Estamos buscando lo mejor para nosotros, y nuestras familias, y nuestra nación». Ante todo, lo mejor para ellos y sus familias, que quede claro.

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