El cierre de filas prima sobre la justicia
La publicación de las comunicaciones que mantuvieron la noche en que murió Iñigo Cabacas los ertzainas desplegados en Indautxu con los mandos de la comisaría de Deustua generó ayer un buen número de reacciones. Casi tantas como explicaciones siguen pendientes por parte de los responsables de la Policía autonómica, los de entonces y los de ahora, que se ven interpelados por una secuencia de hechos llena de falacias y encubrimientos. Precisamente, Rodolfo Ares y Estefanía Beltrán de Heredia fueron quienes antes valoraron la información difundida en exclusiva por este diario.
En el caso de Ares, consejero de Interior cuando se produjo la carga, las grabaciones ponen de relieve que mintió a la comisión parlamentaria en la que se abordó este asunto. A partir de ahí, poco puede esperarse de una persona cuya credibilidad, que estaba muy tocada, ha quedado por los suelos. Acaso, que dimita de sus cargos y pida perdón a los allegados del joven. Pero no lo hará; ni lo uno, ni lo otro, y probablemente será el tiempo el que se encargue de ponerle en su sitio.
Estefanía Beltrán de Heredia, por su parte, se descolgó con unas declaraciones en las que aseguraba que su Departamento tiene ganas de que «se aclare ya» lo ocurrido. Esta afirmación causa estupor, cuando está en sus manos hacer que de una vez por todas salga a la luz todo lo relativo a este crimen. No explica la consejera qué aclaraciones espera, cuando tanto ella como sus subordinados saben perfectamente lo que sucedió el 5 de abril de 2012. Igual que conoce la identidad del mando que, contraviniendo cualquier criterio de seguridad, ordenó cargar contra la multitud. De hecho, ella sabe quién fue el responsable, con nombre y apellidos, pero se niega a adoptar en su contra ninguna medida disciplinaria, aun cuando las evidencias son incontestables. Con esta decisión, la responsable de Seguridad opta por una actitud tan típicamente marcial como el cierre de filas frente a la búsqueda de justicia. Una actitud por la que ahora se entiende que sabiendo lo que había ocurrido, conociendo el contenido de las grabaciones, insistiera en calificar lo ocurrido como «accidente».