Raimundo Fitero
Abrasivas
Salvados» cumplió con la obligación de homenajear a José Luis Sampedro de la manera más eficaz: volver a emitir la entrevista que mantuvo con Jordi Évole. Que la repitan en las facultades de Económicas, en las de Periodismo, en las de Filosofía, en los seminarios, en las escuelas de policías y en todos los lugares donde pueden salir formadores de opinión como clase magistral. Nunca Évole se había entregado de manera más clara a un entrevistado. Nadie tiene la capacidad de explicar la realidad económica y social con tanta facilidad como el recién desaparecido. Un documento histórico.
Quizás existan otros documentos que puedan ayudar a entender algo las declaraciones de Sampedro, y no sé por qué razón yo lo uno a las miles de horas que ha consumido Belén Esteban delante de las cámaras, las entrevistas que le han hecho, las portadas de periódicos denominados serios, y todo una martingala de situaciones que la llevaron a convertirse en un personaje de interés público. Es decir, la abrasiva realidad es que Belén Esteban sea más conocida que José Luis Sampedro, por poner un ejemplo. Claro y Mourinho casi más que la Esteban, y así sucesivamente.
Pero el caso de Belén Esteban es que aseguran en Telecinco que su actual situación se les ha escapado de las manos. Le han retirado un programa que estaba en ciernes de salir a la luz, no aparece en «Sálvame», ni se le menciona por prescripción, parece ser de los sicólogos, y su deterioro debe estarse produciendo de manera imparable. Hablamos mucho de los juguetes rotos, de los abusos de exposición mediática, pero a veces habrá que buscar alguna responsabilidad en sus entornos, en sus «explotadores», más allá de la ambición personal, de la adicción a la fama, a esa importancia banal.
Ser carne de televisión, vivir a costa de la frivolidad es una de las más abrasivas contaminaciones. Para los sujetos que lo padecen y para quienes los quieren imitar. Un desastre social que se fundamenta en la utilización de la idea de triunfo rápido que crea prototipos, exhibición de ambiciones desenfrenadas donde no cuenta nada el conocimiento o el esfuerzo, sino lo casual y la venta de las entrañas de cada cual.