LA CARGA QUE MATÓ A IÑIGO CABACAS, AL DESCUBIERTO
El mando que ordenó cargar pese a no haber incidentes sigue en su puesto
El Departamento de Seguridad de Lakua dice que «cualquier actuación disciplinaria hubiera supuesto prejuzgar responsabilidades antes de que la jueza instructora establezca el relato de los hechos y las posibles imputaciones»
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
El mando que desde la central de Deustua ordenó «entrar con todo» en el callejón donde mataron a Iñigo Cabacas, y después apostilló con sorna que el herido «se habrá desmayado», sigue en su puesto. Ni el Departamento de Interior cuando lo dirigieron Rodolfo Ares e Idoia Mendia, ni el de Seguridad que ahora encabeza Estefanía Beltrán de Heredia han adoptado medida alguna, a la espera de lo que determine la jueza que instruye el caso.
La grabación de las comunicaciones policiales que ayer dio a conocer GARA es tan esclarecedora como dura. El jefe de la patrulla 2 que está en el lugar, al recibir la orden de entrar en el callejón y desplegarse «en la herriko», se toma tres minutos y explica que «aquí la situación está controlada, es gente que está dentro de la zona, y en principio es que aquí realmente no estamos... ahora mismo no hay ningún altercado».
Pese a ello, el mando -identificado en las grabaciones como «Ugarteko»- responde de manera tajante: «A ver, le repito las órdenes para que queden bien claras. Se lo acabo de comunicar al suboficial de grupo que está trabajando. Entren al callejón con todo lo que tenemos, entren a la herriko, controlan la situación y los que haya que puedan ser posibles agresores se les controla o se les echa, y se toma toda la posición. Y entonces estará la situación controlada».
Después de la carga, cuando un agente pide una ambulancia porque hay un ciudadano herido, no sabe si por un pelotazo o porque se ha desmayado, el mando responde desde la central de Deustua con un «vale, vale, se habrá desmayado».
Ese ciudadano era Iñigo Cabacas, que murió a consecuencia del impacto en la cabeza de una pelota disparada durante la carga ordenada por «Ugarteko».
La instrucción como escudo
GARA se puso ayer en contacto con el Departamento de Seguridad para saber si sus actuales responsables conocían el contenido de las grabaciones desveladas por este diario y si el mando que dio esas órdenes sigue en su puesto o fue relevado del mismo.
Sobre las grabaciones, la Consejería de Estefanía Beltrán de Heredia responde que «son extractos parciales de las comunicaciones que se produjeron ese día y pasaron a formar parte de la instrucción judicial, meses antes de que el actual equipo directivo se hiciera cargo de las responsabilidades de este Departamento».
En cuanto a si estaban informados de su contenido, apuntan que «el hecho de que los responsables actuales del Departamento de Seguridad tuvieran conocimiento del contenido de estas y otras grabaciones no aporta valor a la instrucción que deberá decidir sobre el relato de los hechos y esclarecer la verdad de los mismos».
Sobre el mantenimiento en el puesto del mando que dio semejantes órdenes, Seguridad afirma que «desde el momento en que la investigación de la muerte de Iñigo Cabacas pasó a manos del juzgado, las reglas de juego establecidas por la ley no permiten otro margen de maniobra que no sea la de la máxima colaboración investigadora con la justicia».
Por ello, responde a GARA que «cualquier actuación disciplinaria al margen de la instrucción hubiera supuesto prejuzgar responsabilidades antes de que la jueza instructora establezca el relato de los hechos y las posibles imputaciones».
El Departamento de Seguridad insiste en que «también nosotros queremos que la muerte de Iñigo Cabacas se aclare ya. Que se esclarezcan los hechos y aflore la verdad». Pero añade que, pese a ese deseo, «como Departamento, y por respeto a la propia instrucción, ahora no podemos hacer otra cosa que seguir aportando medios a la investigación judicial y, cuando se decidan las posibles imputaciones o responsabilidades, actuar con el rigor disciplinario que nos corresponde».
Por su parte, el que era consejero de Interior cuando se produjo la muerte de Iñigo Cabacas, Rodolfo Ares, afirmó ayer que «las conversaciones hay que verlas, entre los mandos y los agentes, en el contexto general». Volvió de nuevo a referirse a unos altercados que, como se demuestra en las comunicaciones internas de la Ertzaintza, fueron fugaces y habían finalizado mucho antes.
La Justicia como burladero
Rodolfo Ares tenía concertada para la mañana de ayer una entrevista en Radio Euskadi y, obviamente, la primera e inevitable pregunta fue si conocía las comunicaciones publicadas ayer por GARA. Ares eludió responder a una cuestión tan clara y se refugió en que «todas las grabaciones y toda la información que teníamos, como he dicho en muchas otras ocasiones, se puso a disposición de la justicia. Yo confío en la Justicia y precisamente que sea la Justicia la que investigue es la mejor garantía de que haya una investigación imparcial y a fondo para depurar responsabilidades».
La existencia de la investigación judicial se convirtió desde el inicio para los altos cargos de Interior en un burladero por el que escapar a todas las peticiones de explicaciones y responsabilidades. E incluso para desatender peticiones del Ararteko.
Durante la entrevista de ayer en Radio Euskadi, el conductor del programa Boulevard, Dani Álvarez, le preguntó directamente al exconsejero que, si conocía las comunicaciones, por qué no hubo medidas internas, decisiones internas en la Ertzaintza. Evidentemente, el interrogante se refería a medidas con los mandos implicados. Sin embargo, Rodolfo Ares respondió que «todas las decisiones que se podían adoptar para que casos como este desgraciadamente no se volvieran a suceder en el futuro las anuncié en el Parlamento y se empezaron a poner en marcha en ese momento».
El anterior consejero de Interior no quiso valorar las palabras del actual director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, en las que afirmó que la muerte de Iñigo Cabacas había sido «un accidente». «Es su opinión y no tengo nada que decir», afirmó Rodolfo Ares.
Tanto el Departamento de Seguridad como sindicatos de la Ertzaintza señalaron que las grabaciones publicadas por este diario son parte de unas comunicaciones más amplias. Rodolfo Ares se refirió «al contexto» de las mismas.